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Tres años en busca de chatarra

El negocio de los desechos del hierro mueve en España cerca de 10.000 millones de euros. Casi el 1% del producto interior bruto del Estado. Acompañamos a Francisco Baldomero en su búsqueda de chatarra por las calles de Leganés (Madrid)

Francisco Baldomero Madrid, alias 'El Chico', es natural de Leganés. Aquí nació junto al resto de sus hermanos, aunque ahora la vida les ha llevado a cada uno por caminos separados. Para sobrevivir ha hecho de todo. Desde hace tres años se ha centrado en la chatarra, ganándose el pan de manera honrada junto al carro que arrastra en los más de 10 kilómetros que recorre al día.David Expósito
Baldomero busca algo de chatarra en un contenedor de escombros de obra en el casco antiguo de Leganés. En este tipo de contenedores es extraño encontrar hierro, pero sí aparecen de vez en cuando cables y otros objetos con cobre, el material que mejor se paga en las chatarrerías.David Expósito
La misión de Bardomero es parecida a buscar una aguja en un pajar. La chatarra es un negocio que, con motivo de la crisis, está en alza, por lo que la competencia ha crecido. A esta dificultad se le añade el hecho de que trabaja sin automóvil, algo que le obliga a dedicarle mucho más tiempo y esfuerzo para obtener la mitad de beneficio.David Expósito
Hace unos meses, sufrió una caída mientras buscaba chatarra que le provocó una rotura en el menisco de la rodilla izquierda. Se encuentra ahora mismo pendiente de operación. Mientras tanto, trata de rastrear todo lo que puede en las calles de Leganés, sin que quede ningún contenedor por mirar, muchas veces en el lugar más inesperado puedes encontrar algo valioso.David Expósito
Baldomero busca en cada cubeta de residuos, especialmente en las de cartón o envases, donde de vez en cuando aparece algo porque la gente no recicla como es debido. En estos momentos, el Ayuntamiento de Leganés ha sustituido los viejos contenedores por unos nuevos sin tapa, con solamente un agujero para introducir la basura, algo que impide a Francisco mirar el interior.David Expósito
Baldomero arrastra en su carro una lavadora que tiene que llevar a primera hora a la chatarrería donde trabaja su primo. Ahora en invierno las manos se le congelan al agarrar el hierro. No puede utilizar guantes porque se le escurre el carro. Trabaja con poca ropa porque rápidamente comienza a sudar y le sobra todo. El trayecto hasta la chatarrería le obliga a pasar por un camino sin asfaltar, lleno de baches que los días de lluvia se embarra hasta dejarlo intransitable. "Yo votaría al alcalde que asfalte esto, para mí sería un regalo", afirma mientras se ríe.David Expósito
Un sillón es un tesoro. La dificultad está en desarmarlo de manera que le permita trasladarlo en su carro. Francisco lleva consigo siempre un pequeño equipo de herramientas básicas y gastadas que ha encontrado o le ha regalado algún amigo (alicates, destornillador, llave inglesa, tijeras,...). Lo cierto es que hay veces que tiene que dejar cosas en la calle porque no puede desmontarlas, y cuando vuelve a por ellas ya han desaparecido. "La chatarra es supervivencia, se la lleva el más listo, el más hábil", explica.David Expósito
Francisco trata de separar la placa base de la televisión del resto que no es más que plástico. En cuanto a las televisiones, pantallas u otros aparatos electrónicos similares, lo único útil es la placa base y los cables de cobre.David Expósito
Baldomero recorre unos 10 o 12 kilómetros al día por todo Leganés, hasta que consigue llenar el carro. Hay veces que ha llegado a acumular 90 o 100 kilos, aunque luego eso no se ha traducido en mayor beneficio, porque todo depende del material que se ofrezca.David Expósito
Su jornada de trabajo puede extenderse como mucho hasta mediodía, ya que la chatarrería a la que acude a vender lo recogido empieza a cerrar sobre las 15.00. Los dueños le conocen y de vez en cuando le echan una mano o le redondean al alza. "Ellos saben el esfuerzo que conlleva conseguir lo poco que traigo" afirma. "Aquí nadie hace lo que hago yo. Todos me lo dicen", sentencia.David Expósito
Francisco Baldomero vive al día. Para él un día sin trabajar es un día perdido. No se puede permitir el lujo de descansar porque, sino "no hay para comer". Hasta el objeto aparentemente más inútil puede resultar valioso. "Nuestra riqueza está en aquello que los demás no necesitan", afirma. David Expósito