Editorial

Primer paso

El alto el fuego en el noroeste de Siria permitirá paliar la grave crisis humanitaria

Ruinas en la ciudad siria de Idlib tras un ataque aéreo, el jueves.IBRAHIM YASOUF (AFP)

El acuerdo de alto el fuego al que han llegado Rusia y Turquía para el noroeste de Siria —donde ambos países apoyaban a bandos diferentes en la guerra civil que se libra en ese país desde 2011— es un importante punto de partida para evitar un enfrentamiento directo entre ambos países y paliar mínimamente una gravísima crisis humanitaria.

Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan acordaron el jueves rebajar la tensión militar en la región siria de Idlib, un escenario que amenazaba con una peligrosa escalada. Además del cese provisional de hostilidades anunciaron la apertura de un corredor hu...

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El acuerdo de alto el fuego al que han llegado Rusia y Turquía para el noroeste de Siria —donde ambos países apoyaban a bandos diferentes en la guerra civil que se libra en ese país desde 2011— es un importante punto de partida para evitar un enfrentamiento directo entre ambos países y paliar mínimamente una gravísima crisis humanitaria.

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Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan acordaron el jueves rebajar la tensión militar en la región siria de Idlib, un escenario que amenazaba con una peligrosa escalada. Además del cese provisional de hostilidades anunciaron la apertura de un corredor humanitario para millones de refugiados que reclamaban los organismos internacionales y el establecimiento de patrullas conjuntas a partir del día 15 para vigilar ese corredor.

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Hay que dar la bienvenida a cualquier medida concreta que ayude mínimamente a alejar la amenaza directa sobre la vida de tres millones de personas que, además del drama humano que padecen, han desencadenado una nueva crisis política migratoria. Pero es necesario recordar que esta no es la primera vez que Moscú —que apoya militarmente al régimen del presidente Bachar el Asad— y Ankara —que respalda a grupos que le combaten, a la vez que persigue a los combatientes kurdos— llegan a un acuerdo de similares características. En 2018, en la ciudad rusa de Sochi, se firmó un acuerdo entre Rusia, Turquía e Irán en el que se comprometían a supervisar un alto el fuego en Siria. Ahora Ankara y Moscú se acusan de haberlo incumplido. Además, el compromiso entre Putin y Erdogan tiene letra pequeña. El segundo se reserva el derecho a represalias en el caso de considerarse atacado por las tropas de El Asad, lo cual hace posible que el acuerdo quede sin efecto en cualquier momento.

En todo caso, la situación de la población civil en la zona de Idlib es tan desesperada que cualquier medida que no empeore la situación es positiva. Pero esto no puede servir de excusa para posponer otras medidas concretas que ayuden a terminar un conflicto brutal que ha provocado ya decenas de miles de víctimas.

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