Cartas al director

Paradójico

Han nacido en el momento adecuado y el lugar preciso. En el epicentro del mundo civilizado y libre, en plena democracia. Privilegiados desde el principio. En una sociedad desarrollada, avanzada, con todos los derechos como seres humanos reconocidos, con todas las libertades garantizadas. Nacidos afortunadamente muchos años después de la posguerra, de la dictadura. Desconocedores afortunados de lo que significa fascismo, opresión, exilio, persecución política o censura, de lo que significa prisión política. Y un día se colocan una bandera a modo de capa y el odio se apodera de ellos. Comienzan ...

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Han nacido en el momento adecuado y el lugar preciso. En el epicentro del mundo civilizado y libre, en plena democracia. Privilegiados desde el principio. En una sociedad desarrollada, avanzada, con todos los derechos como seres humanos reconocidos, con todas las libertades garantizadas. Nacidos afortunadamente muchos años después de la posguerra, de la dictadura. Desconocedores afortunados de lo que significa fascismo, opresión, exilio, persecución política o censura, de lo que significa prisión política. Y un día se colocan una bandera a modo de capa y el odio se apodera de ellos. Comienzan a señalar con el dedo a quienes creen que no piensan como ellos, tachándolos de fascistas, sin mirarse a sí mismos. Protestan contra una inexistente opresión y gritan sin parar: “¡Libertad, libertad!”. Y lo hacen usando una libertad de la que nunca han carecido. ¿No es paradójico?

Sebastián Fernández Izquierdo. Petrer (Alicante)

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