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Nanas contra el alzhéimer

Aquí, un recorrido por la residencia privada Los Llanos Vital, en Alpedrete (Madrid), que trabaja con muñecos con una decena de personas con demencia

Salvador Castilla sostiene una muñeca en una de las salas de la residencia Los Llanos Vital, en Alpedrete (Comunidad de Madrid). En este centro privado, una decena de pacientes de Alzhéimer y otras demencias participan en una terapia con muñecos. Se trata de un tratamiento no farmacológico que ayuda a disminuir el estado de agitación o a mejorar la comunicación y las relaciones personales.Carlos Rosillo
Esther Alonso sostiene en brazos a uno de los muñecos. La terapeuta ocupacional dirige esta terapia desde el pasado enero. Los muñecos deben parecer bebés, aunque no pueden ser híperrealistas. El cuerpo debe ser blando y lo ideal es que midan de 30 a 55 centímetros. La terapeuta nunca especifica si son muñecos o bebés, respeta la percepción que tengan los residentes.Carlos Rosillo
Vicente Pérez coloca el chupete a una muñeca. Este hombre de 90 años, que de joven nunca fue demasiado niñero, ha reducido su estado de agitación desde que participa en la terapia. La técnica, con más implantación en los países anglosajones, se abre paso en España. El Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Alzhéimer y otras Demencias, dependiente del Imserso, aplica esta terapia desde hace unos años. Ahora está preparando un estudio piloto para demostrar su evidencia científica.Carlos Rosillo
Vicente Pérez sonríe a una de las muñecas. Lleva casi dos años viviendo en esta residencia. La terapeuta ocupacional, Ana Sanz, explica que sus hijos se emocionan al verlo cantar nanas a quien él cree que es un bebé. "Cuando está más aislado en sí mismo o desganado, en cuanto ve a uno de los muñecos, no para de sonreírle, de hablarle, de cantarle", cuenta Elvira, una de sus siete hijos.Carlos Rosillo
En las estanterías hay ropa doblada, pañales apilados, varias sillitas en las que reposan estos 'bebés' de plástico. Los lavan y los visten los propios residentes. "Mejora la comunicación", explica la directora del centro, Esther García. En la imagen, la terapeuta ocupacional, Ana Sanz, junto a Mari Fe Lorente, que reside en el centro desde 2018.Carlos Rosillo
Uno de los muñecos reposa sobre Esther Alonso, que está sentada en uno de los sillones del salón de la residencia. El personal del centro cuenta que la ven nerviosa, yendo de un lado para otro, como buscando algo, y cuando le dan un muñeco se calma. Los reciben por periodos cortos de tiempo.Carlos Rosillo
Mari Fe Lorente da un beso a uno de los muñecos. A su lado, la terapeuta ocupacional, Ana Sanz. Todo el personal del centro está formado, desde las auxiliares hasta el personal de cocina. Deben tratar a los muñecos como a bebés porque quienes participan en la terapia creen que lo son.Carlos Rosillo
En la imagen, el baño geriátrico del centro. Al lado de una de los residentes, una muñeca. Es una forma de alentar a quienes viven en el centro a participar en actividades como ducharse, salir a dar un paseo o comer.Carlos Rosillo
"Los muñecos nos ayudan a incentivarles a participar en ciertas actividades, pero nunca como un chantaje, sino como un estímulo", explica Ana Sanz, terapeuta ocupacional. En la imagen, una trabajadora del centro muestra un muñeco a una de las residentes, que está tumbada en el baño geriátrico del centro.Carlos Rosillo
Imagen de la sala de terapia ocupacional del centro. Ana Sanz dirige una de las sesiones. Varios ancianos contemplan las muñecas. De izquierda a derecha, Mari Fe Lorente, Vicente Pérez y Salvador Castilla. Son tres de quienes participan en esta terapia. Los tres están en una fase moderada avanzada de la enfermedad.Carlos Rosillo
Rosario Vega lava a una de las muñecas. Son los propios residentes quienes las visten y las mantienen aseadas. Ella no padece Alzhéimer, sabe que no está tratando con un bebé. Ana Sanz, la terapeuta ocupacional, explica que la limpia con esmero.Carlos Rosillo
Rosario Vega peina a una de las muñecas, después de lavarla. "Así trabajamos el esquema corporal, la postura que utiliza al asearla", cuenta Ana Sanz, la terapeuta ocupacional. En la terapia no solo están involucrados los pacientes que son tratados, sino otros residentes. "Se crea una atmósfera especial alrededor de los muñecos", cuenta Sanz.Carlos Rosillo
Ana Sanz muestra uno de los muñecos a Salvador Castilla. La trabajadora social del centro está con ellos. De fondo, Vicente Pérez contempla una muñeca. Los familiares tienen que autorizar la terapia. Los hijos de Vicente lo hicieron sin dudar. "Todo lo que le ayude nos parece bien", explica su hija Elvira.Carlos Rosillo
En la imagen, uno de los residentes da de comer a un muñeco. Las auxiliares los estimulan a que las ayuden a alimentarles. De esa manera, consiguen que también ellos coman. Algunos familiares se niegan a autorizar la terapia porque piensan que se les infantiliza o se les engaña. "No se trata de eso", defienden la terapeuta ocupacional y la directora del centro, "sino del vínculo que se genera".Carlos Rosillo
En la imagen, Sofía de las Heras pasea uno de los muñecos en el patio de la residencia. "A veces es algo perezosa, pero cuando involucramos a los muñecos en la actividad, suele animarse. Ella no padece ninguna demencia, pero nos ayuda a cambiar la ropa de invierno a la de verano, por ejemplo", cuenta Ana Sanz, la terapeuta ocupacional.Carlos Rosillo
La terapia se basa en la teoría del apego. Las personas con Alzhéimer y otras demencias pierden los referentes, como sus padres o hijos. Las expertas en este tratamiento cuentan que los residentes encuentran estos referentes en el mundo de los muñecos. En la imagen, Concepción Zamora.Carlos Rosillo
Carmen Baena sujeta los pies de uno de los muñecos. Tienen el cuerpo blando para que sean reconfortantes y las extremidades rígidas. La terapeuta ocupacional cuenta que suelen abrazarlos y darles besos. "Expresan sus emociones con ellos", afirma.Carlos Rosillo
Carmen Baena abraza uno de los muñecos. Esta técnica tiene más implantación en los países anglosajones. En el Centro de Referencia Estatal para la Atención de Personas con Alzhéimer y otras Demencias explican que cada vez más centros se ponen en contacto con ellos. Ahora quieren probar su evidencia científica: ya hay estudios en otros países, pero cuentan que en España, no.Carlos Rosillo
Carmen Baena viste a uno de los muñecos. Al lado, un pañal. En el centro tienen varios, que descansan en las estanterías junto a la ropa. "Tenemos una supervisión constante de los residentes que participan en la terapia y de su evolución. Vemos si les viene bien este tratamiento o si otros residentes son susceptibles de unirse a él", explica la directora del centro, Esther García.Carlos Rosillo
Mari Fe Lorente mira uno de los muñecos, tumbada en una de las habitaciones. Ella participa en la terapia. En Los Llanos Vital hay una residencia y un centro de día. Aproximadamente la mitad de los ancianos que atienden sufre alguna demencia.Carlos Rosillo
Mari Fe Lorente abraza a uno de los muñecos, tumbada en una cama. Para ella la terapia es especialmente relevante a la hora de dormir, siempre le dan un muñeco, cuenta el personal del centro.Carlos Rosillo