La indiferencia como respuesta
Conozco muy bien Madrid, por eso no me sorprendió en absoluto su olímpica indiferencia al ver sus calles más centrales invadidas por un despliegue de banderas esteladas y declaraciones diversas de los independentistas catalanes. Reiteradamente, trabajé en ella muchos años y sé lo que digo: Madrid es una ciudad cosmopolita y muy abierta. Y como tal, el pasado sábado, y ante miles de catalanes, reaccionó con el único lenguaje que, en esta ocasión, tenía a su alcance. Yo incluso diría que se comportó con cierta maldad intelectual: usó la indiferencia. La marcha independentista demostró u...
Conozco muy bien Madrid, por eso no me sorprendió en absoluto su olímpica indiferencia al ver sus calles más centrales invadidas por un despliegue de banderas esteladas y declaraciones diversas de los independentistas catalanes. Reiteradamente, trabajé en ella muchos años y sé lo que digo: Madrid es una ciudad cosmopolita y muy abierta. Y como tal, el pasado sábado, y ante miles de catalanes, reaccionó con el único lenguaje que, en esta ocasión, tenía a su alcance. Yo incluso diría que se comportó con cierta maldad intelectual: usó la indiferencia. La marcha independentista demostró una vez más dos cosas muy claras: por un lado, su vitalidad, y por el otro, su torpe tozudez al no querer saber nada de la otra Cataluña, la mía, la no secesionista.
Jordi Querol Piera
Barcelona