La otra España
Las traumáticas primarias del PP han dejado heridas que van a tardar en cicatrizar, si es que cicatrizan alguna vez. Sáenz de Santamaría no parece muy satisfecha con el equipo diseñado por Pablo Casado, y este ha enseñado ya por dónde piensa llevar su política, una regresión evidente y una derecha más dura que pretende aglutinar a “todo lo que hay a la derecha del PSOE”. Defiende, entre otras cosas, un retroceso al año 1985 en lo que se refiere a la ley de interrupción del embarazo; y no le hace ascos a la extrema derecha, tirándoles los tejos y aproximándose a ellos. Pero existe, afortunadame...
Las traumáticas primarias del PP han dejado heridas que van a tardar en cicatrizar, si es que cicatrizan alguna vez. Sáenz de Santamaría no parece muy satisfecha con el equipo diseñado por Pablo Casado, y este ha enseñado ya por dónde piensa llevar su política, una regresión evidente y una derecha más dura que pretende aglutinar a “todo lo que hay a la derecha del PSOE”. Defiende, entre otras cosas, un retroceso al año 1985 en lo que se refiere a la ley de interrupción del embarazo; y no le hace ascos a la extrema derecha, tirándoles los tejos y aproximándose a ellos. Pero existe, afortunadamente, otra España que no pretende regir la intimidad de las gentes y que, desde luego, no va a permanecer impasible. Una España que espera que, en vez de meterse en religiones e imposiciones reaccionarias, le solucionen el paro, los trabajos precarios, los sueldos ínfimos, las listas de espera de la sanidad pública, el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones y tantos otros problemas que nos aquejan, como la corrupción. Pablo Casado no debe olvidar que hay otra España que, por lo visto, no es la suya.— Ángel Villegas Bravo. Madrid.