Tolerancia cero con el alcohol

El pasado 13 de junio mi hermana volvía a casa después de su trabajo como un día cualquiera. Por el camino se cruzó con un individuo que triplicaba la tasa de alcohol permitida y que perdió el control de su coche. Desenlace: ella, fallecida; él, herido leve. Jamás podremos disfrutar de su sonrisa y su presencia. Su hija jamás podrá conocer lo maravillosa y querida que era su madre, pero su asesino no pasará ni un día en la cárcel. No me explico la tolerancia que existe en este país hacia el alcohol, tan bien visto en todos los acontecimientos sociales. Esto se traslada a las penas que estos in...

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El pasado 13 de junio mi hermana volvía a casa después de su trabajo como un día cualquiera. Por el camino se cruzó con un individuo que triplicaba la tasa de alcohol permitida y que perdió el control de su coche. Desenlace: ella, fallecida; él, herido leve. Jamás podremos disfrutar de su sonrisa y su presencia. Su hija jamás podrá conocer lo maravillosa y querida que era su madre, pero su asesino no pasará ni un día en la cárcel. No me explico la tolerancia que existe en este país hacia el alcohol, tan bien visto en todos los acontecimientos sociales. Esto se traslada a las penas que estos individuos tienen, de uno a cuatro años por homicidio involuntario. A nosotros nos ha destrozado la vida, a mis padres, a mi hermana, a su pareja, a su hija pero, sobre todo a ella, que con 37 años tenía todo por vivir. Por favor, cambiemos las leyes ya.— Laura Herrera León. Madrid.

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