Cartas al director

Fiestas patronales

Comienza el verano, y con él las fiestas patronales. Como todos los años, se acribillarán toros o prenderán fuego a sus cuernos, varearán cabestros, arrancarán la cabeza a los gansos, embadurnarán de aceite a los cerdos, correrán detrás de los patos, echarán novillos al mar, golpearán a los burros, encerrarán a los caballos salvajes para cortarlos las crines, etcétera. Y todo en honor del patrón o la patrona del pueblo. Después, el respetable regresará a sus casas y se pondrá sus mejores galas para asistir a la procesión. Si el tiempo no lo impide, a ella asistirán, en primera fila, las autori...

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Comienza el verano, y con él las fiestas patronales. Como todos los años, se acribillarán toros o prenderán fuego a sus cuernos, varearán cabestros, arrancarán la cabeza a los gansos, embadurnarán de aceite a los cerdos, correrán detrás de los patos, echarán novillos al mar, golpearán a los burros, encerrarán a los caballos salvajes para cortarlos las crines, etcétera. Y todo en honor del patrón o la patrona del pueblo. Después, el respetable regresará a sus casas y se pondrá sus mejores galas para asistir a la procesión. Si el tiempo no lo impide, a ella asistirán, en primera fila, las autoridades municipales bajo la dirección del párroco; tras ellos, se situarán los vecinos principales. Durante los veranos, en muchos lugares de España, el siglo XXI hace un paréntesis.— Enrique Chicote Serna. Arganda del Rey (Madrid).

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