Cartas al director

Barbaridades

Un lector de EL PAÍS protesta por la “barbaridad” escrita por Félix de Azúa. Comentando la risa con que celebran sus hazañas los violadores grupales, Azúa se refirió a los que “ahora, en la cárcel, tendrán ocasión de experimentar en carne propia las violaciones en grupo. Se van a morir de la risa”. Es verdaderamente indignante el extremo al que ha llegado el libertinaje de expresión, con la burda excusa de la ironía, la retórica y el sentido indirecto. Ayer mismo vi en el escaparate de una librería —ubicada, además, al lado de un colegio— un libro que se llama ...

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Un lector de EL PAÍS protesta por la “barbaridad” escrita por Félix de Azúa. Comentando la risa con que celebran sus hazañas los violadores grupales, Azúa se refirió a los que “ahora, en la cárcel, tendrán ocasión de experimentar en carne propia las violaciones en grupo. Se van a morir de la risa”. Es verdaderamente indignante el extremo al que ha llegado el libertinaje de expresión, con la burda excusa de la ironía, la retórica y el sentido indirecto. Ayer mismo vi en el escaparate de una librería —ubicada, además, al lado de un colegio— un libro que se llama El asesinato considerado como una de las bellas artes. Propongo que averigüemos el correo del autor (un tal Thomas de Quincey) y le inundemos de protestas hasta que quite de su portada semejante barbaridad.— José Lázaro. Madrid.

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