Cartas al director

Indefensión

Empatizo plenamente con la sensación de indefensión que experimentan las mujeres ante el delito de violación. Es más, me pregunto cuántos acosos, abusos, agresiones o violaciones no se habrán dejado de denunciar ante el pensamiento de que no habría justicia, de que el culpable saldría absuelto después de haber tenido ellas la valentía de exponer su trauma.

El “problema” es que en un Estado de derecho una persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario; y en este tipo de delitos la demostración es a veces imposible. Por eso es imperativo endurecer la ley. No solo para disuadir...

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Empatizo plenamente con la sensación de indefensión que experimentan las mujeres ante el delito de violación. Es más, me pregunto cuántos acosos, abusos, agresiones o violaciones no se habrán dejado de denunciar ante el pensamiento de que no habría justicia, de que el culpable saldría absuelto después de haber tenido ellas la valentía de exponer su trauma.

El “problema” es que en un Estado de derecho una persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario; y en este tipo de delitos la demostración es a veces imposible. Por eso es imperativo endurecer la ley. No solo para disuadir, sino para que el delincuente sexual convicto salga cada vez más tarde de la cárcel, aumentando así la protección a las posibles víctimas de su reincidencia.— Pablo González Caballero. Madrid.

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