Cartas al director

Accesos invisibles para los que andan

Sufrir movilidad reducida es un problema invisible a los ojos de la motricidad humana la mayoría de las veces, y no hay que recorrer el mundo para darse cuenta. Si damos una vuelta por nuestro barrio, fácilmente veremos que esta invisibilidad o ignorancia nos lleva a una discriminación y desigualdad hacia las dificultades motrices. Y es que toda esta reflexión surgió de lo que encontré en un comercio de mi municipio: una tienda especialista en ortopedia con un peldaño en la puerta. Nunca me había fijado en esta discriminación con doble efecto. No solo se impide la entrada a personas con movili...

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Sufrir movilidad reducida es un problema invisible a los ojos de la motricidad humana la mayoría de las veces, y no hay que recorrer el mundo para darse cuenta. Si damos una vuelta por nuestro barrio, fácilmente veremos que esta invisibilidad o ignorancia nos lleva a una discriminación y desigualdad hacia las dificultades motrices. Y es que toda esta reflexión surgió de lo que encontré en un comercio de mi municipio: una tienda especialista en ortopedia con un peldaño en la puerta. Nunca me había fijado en esta discriminación con doble efecto. No solo se impide la entrada a personas con movilidad reducida, sino que se ponen trabas para llegar a un producto que únicamente ellos necesitan para vivir con calidad. Hechos como estos me hacen pensar que la accesibilidad cada día es algo más utópica, y a la vez más invisible para el que no tiene dificultades motrices.— Noemí Morillas Cabello.Ripollet (Barcelona).

 

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