Cartas al director

¡Que no sea un espejismo!

Desde dentro de la histórica manifestación por la unidad de España de este 8-O en Barcelona, confieso que no éramos conscientes de la grandeza de lo que estábamos viviendo. No pudimos movernos ni 300 metros, por tantos cientos de miles de ciudadanos que, todos juntos, estábamos apoyando la legalidad vigente. Ahora, contemplando las portadas de los periódicos, es innegable que la sociedad civil catalana y del resto de España queremos seguir unidos en libertad y concordia solidaria. Desde este domingo, más que nunca, se acerca el ocaso de los falsarios secesionistas. Sí; allí sentimos que Barcel...

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Desde dentro de la histórica manifestación por la unidad de España de este 8-O en Barcelona, confieso que no éramos conscientes de la grandeza de lo que estábamos viviendo. No pudimos movernos ni 300 metros, por tantos cientos de miles de ciudadanos que, todos juntos, estábamos apoyando la legalidad vigente. Ahora, contemplando las portadas de los periódicos, es innegable que la sociedad civil catalana y del resto de España queremos seguir unidos en libertad y concordia solidaria. Desde este domingo, más que nunca, se acerca el ocaso de los falsarios secesionistas. Sí; allí sentimos que Barcelona 8-O era el comparativo del Espíritu de Ermua para ese peligroso ultranacionalismo periférico. Ha sido el día en que la gente, con libertad y con convicción, despertó del hartazgo a las imposiciones de esos proindependentistas excluyentes, que se creían dueños de la calle por sus amenazas y sus falsos relatos y sus victimismos inventados. Se acabó por fin el silencio de la mayoría silenciosa que, sin complejos, alzó la voz. Sí; una nueva victoria de la verdadera democracia. Con el compromiso de todos, por favor: ¡que no sea un espejismo!— David García García. Madrid.

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