Cartas al director

La serpiente de verano

Cada temporada estival aparece en los medios de comunicación un tema, a veces irrelevante, que se estira como el chicle con el fin de ocupar los espacios que dejan vacantes la actividad política y financiera. Un respiro en el noticiario de corruptelas, trifulcas partidistas y sobresaltos financieros. Pero este verano, la serpiente presenta varias cabezas, a cual más venenosa: la plaga de la violencia de género, que parece agravarse con las altas temperaturas; el goteo de ciclistas atropellados en carretera y abandonados por los conductores borrachos o drogados, y los incendios forestales, este...

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Cada temporada estival aparece en los medios de comunicación un tema, a veces irrelevante, que se estira como el chicle con el fin de ocupar los espacios que dejan vacantes la actividad política y financiera. Un respiro en el noticiario de corruptelas, trifulcas partidistas y sobresaltos financieros. Pero este verano, la serpiente presenta varias cabezas, a cual más venenosa: la plaga de la violencia de género, que parece agravarse con las altas temperaturas; el goteo de ciclistas atropellados en carretera y abandonados por los conductores borrachos o drogados, y los incendios forestales, este año muy adelantados por las altas temperaturas y por los recortes presupuestarios en la contratación de bomberos. Hay también otros males veraniegos, sobre todo en zonas turísticas, rutas definidas como el turismo de borrachera, de excesos, despedidas de solteros, en versión desmelene total, haciendo imposible el descanso de los sufridos ciudadanos. Al menos esta semana, en el barrio madrileño de Chueca, se celebra el Orgullo LGTBI. Es un evento que, sin duda, provocará controversias, pero tan justo como reivindicado durante décadas por los colectivos representados. No viene mal una semana de aire fresco, multicolor y de libertad. La intolerancia no está invitada.— Rosa María Moreno Martínez. Granada.

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