La victoria de Pedro Sánchez

Quejas por un editorial que comparaba el resultado de las primarias socialistas con los de las consultas sobre la permanencia británica en la UE o el plan de paz en Colombia

Llegada de Pedro Sanchez, secretario general del PSOE, a la sede del partido en la calle Ferraz de MadridUly Martín (EL PAÍS)

El lunes 22 de mayo, este diario dedicó un editorial a analizar la aplastante victoria de Pedro Sánchez en las elecciones a la secretaría general del PSOE celebradas el día antes. Tanto el titular –El ‘Brexit’ del PSOE- como algunos de los juicios que se hacían en él, han provocado quejas de lectores, algunos de ellos afiliados o simpatizantes de este partido, tal y como hacen constar en sus mensajes.

Ángel Villegas Bravo, lector de Madrid, considera “tendencioso” y “parcial” el texto, porque, escribe: “Los...

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El lunes 22 de mayo, este diario dedicó un editorial a analizar la aplastante victoria de Pedro Sánchez en las elecciones a la secretaría general del PSOE celebradas el día antes. Tanto el titular –El ‘Brexit’ del PSOE- como algunos de los juicios que se hacían en él, han provocado quejas de lectores, algunos de ellos afiliados o simpatizantes de este partido, tal y como hacen constar en sus mensajes.

Ángel Villegas Bravo, lector de Madrid, considera “tendencioso” y “parcial” el texto, porque, escribe: “Los resultados obtenidos en las elecciones por Pedro Sánchez tienen muchísimo que ver con el giro incomprensible de Zapatero, la forma en la que convirtió la deuda privada en deuda pública y entregó, en bandeja de plata, el Gobierno a Rajoy. El rechazo de la gente progresista era muy anterior a Sánchez (…) Al menos, podría tenerse en cuenta que la militancia ha hablado muy alto y muy claro, y pienso que es una pena que EL PAÍS parezca no aceptar la esencia de la democracia, la participación de todos, el gobierno del pueblo”.

Otro lector, Miguel Ángel Rodríguez Valverde, de Granada, escribe: “El editorial hace un análisis político de las recientes primarias en el PSOE en el que los militantes (votantes) y por extensión la sociedad española no sale precisamente bien parada. El editorial atribuye el resultado de las votaciones a una cuestión coyuntural y a una falta de sentido crítico, conciencia o información del votante como lo ocurrido en el referéndum Brexit o las elecciones EE UU en pleno siglo XXI, la sociedad española está suficientemente formada e informada como para votar razonadamente".

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Blanca Pérez considera, por su parte, que, “las agresivas críticas personales a Sánchez y comparar su victoria con el Brexit, el No de Colombia y la victoria de Trump es directamente insultante para los lectores del diario”.

Jaime Navarro, suscriptor del diario, lamenta en su correo que el editorial no contenga, a su juicio, un análisis de las causas que han propiciado el triunfo de Sánchez:

“¿Ha tenido alguna responsabilidad la gestora? ¿Han tenido alguna responsabilidad los llamados barones? ¿Fue correcta o válida la forma en que se gestó la dimisión de Pedro Sánchez con las previas dimisiones en la ejecutiva? En fin muchas más preguntas sin respuesta se podrían añadir, pero solo una respuesta se puede obtener del editorial del día 22: la “maldad” de Pedro Sánchez “como origen de todos los problemas del PSOE".".

También discrepa del editorial Dionisio Rodríguez Castro, lector que comienza por precisar en su correo: "No me gusta Pedro Sánchez nada, tampoco Susana Díaz, pero no se puede denigrar a un espectro tan elevado de la sociedad solamente por el hecho de que optaron por lo que no apoyaba la línea editorial del periódico. (…) Dice [el texto], además, que el hoy secretario general quiere un partido de él y las bases como interlocutores, puede ser, pero quienes apoyaron a la otra candidata querían lo mismo, una élite mandando y los militantes obedeciendo (…) Un editorial también debe optar por la prudencia, la moderación, y la objetividad. Informar más que predicar, eso es lo que hizo siempre EL PAÍS con un tono que lamentablemente ha abandonado.

Otro lector, Luis Díaz, de Alicante, me ha enviado una carta de tres folios en la que pasa revista a las razones de índole profesional que desde febrero de 2006 le han decidido a no seguir comprando este periódico. En ese largo memorial se queja el lector, entre otras cosas, de que en el periódico se denomine erróneamente como Las Palmas a la capital de Gran Canaria, y no Las Palmas de Gran Canaria, para concluir con una mención al editorial del 22 de mayo, que lleva al señor Díaz a preguntarse: “¿Por qué han dejado de informar, incluso de opinar, y ahora toman partido tan abierta y airadamente por un candidato del PSOE frente a otro? ¿Por qué muestran ustedes tan poco respeto por la opinión libre, mayoritaria y pacíficamente emitida de 50.000 militantes del PSOE? Y conste que ni soy militante del PSOE, ni siquiera apoyo a Sánchez más que a Díaz o López. Simplemente quiero de mi periódico información – con opinión también, por supuesto - pero sin ataques personales ni mucho menos pataletas injustificadas, sin esa cuasi-violencia verbal”.

He trasladado estas quejas a la dirección del periódico, que comprende y respeta las opiniones que vierten en ellas los lectores, pero recuerda que el editorial es la opinión del diario. Y subraya que en el del 22 de mayo, EL PAÍS expresaba su preocupación y su desacuerdo legítimos con un resultado electoral que respeta, obviamente, por considerarlo legítimo y democrático.

Habida cuenta de que EL PAÍS está considerado, no sin justicia, como el periódico de referencia de los afiliados y votantes socialistas, entiendo que el posicionamiento en contra de un candidato a la secretaría general del PSOE tenía que resultar polémico. Máxime cuando este ha sido el ganador en las primarias del 21 de mayo con tan amplia mayoría. Los lectores de EL PAÍS han reaccionado de manera similar a como lo hicieron en su día los del diario The Guardian, -referente de los votantes laboristas en Reino Unido- ante el rechazo de este rotativo a Jeremy Corbyn, actual líder del Partido Laborista. O los lectores de The New York Times ante el apoyo mostrado por este periódico a Hillary Clinton frente a Bernie Sanders, como candidata demócrata en las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos. Entiendo que en estos casos, sin renunciar al propio punto de vista, debemos extremar el cuidado en la elección de las palabras.

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