Columna

Denunciar y no encubrir a los corruptos

Es imprescindible que se aclare cuanto antes el papel jugado por el fiscal anticorrupción, Manuel Moix

Agentes de la UCO practican registros en la empresa Licuas en Madrid, en el marco de la operación Lezo.Javier Lizón (EFE)

Unas semanas antes del último Congreso Nacional del Partido Popular, uno de sus dirigentes emergentes respondía así a la pregunta de qué debería hacer el PP en la lucha contra la corrupción: “Debemos pasar de ser denunciados a denunciantes”. Los que escuchamos esa frase pensamos que los populares se iban a tomar en serio la lucha contra los personajes que han sembrado de corrupción su partido. Pero fue un espejismo; el Congreso volvió a pasar de puntillas sobre el asunto que más votos ha restado a Mariano Rajoy en los últimos años..

Esta semana, sin embargo, otra líder emergente del PP ...

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Unas semanas antes del último Congreso Nacional del Partido Popular, uno de sus dirigentes emergentes respondía así a la pregunta de qué debería hacer el PP en la lucha contra la corrupción: “Debemos pasar de ser denunciados a denunciantes”. Los que escuchamos esa frase pensamos que los populares se iban a tomar en serio la lucha contra los personajes que han sembrado de corrupción su partido. Pero fue un espejismo; el Congreso volvió a pasar de puntillas sobre el asunto que más votos ha restado a Mariano Rajoy en los últimos años..

Esta semana, sin embargo, otra líder emergente del PP (por lo menos lo era hasta hasta ayer) ha tomado la decisión de pasar al lado de los denunciantes frente a su predecesor en el cargo de presidente de la Comunidad de Madrid. Cristina Cifuentes no ha dudado, pese a las presiones recibidas, en presentar ante el juzgado toda la información que ha acabado con Ignacio González en los calabozos de la Guardia Civil.

La última encuesta del CIS volvía a situar la corrupción política como segundo problema para los españoles, después del paro. Un asunto que ha provocado el mayor grado de desafección política en la historia reciente de España. Si no se afronta el problema de una manera urgente y rotunda, los defensores de la ruptura y de la deslegitimación de las instituciones se acabarán saliendo con la suya.

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En esa tarea, los políticos, la Justicia y los medios de comunicación tienen la obligación de denunciar a los corruptos, no defenderlos, ampararlos o encubrirlos. Por eso, es imprescindible que se aclare cuanto antes el papel jugado por el fiscal anticorrupción, Manuel Moix, a principios de semana, cuando supuestamente intentó frenar uno de los registros que se realizaron el miercoles dentro de la Operación Lezo.

También debe clarificarse a qué se referían el director de La Razón, Francisco Marhuenda y su presidente, Mauricio Casals, en las conversaciones grabadas por la Guardia Civil, por las que han sido imputados por un presunto delito de coacción a Cifuentes. Ambos tienen el derecho a la presunción de inocencia, pero hay frases que suenan muy mal. Sobre todo, las que hablan de “inventarse noticias”, o de que “por las malas tiene mucho que perder”. Aunque la que realmente suena a coacción es cuando Casals dice: “Que vea (Cristina Cifuentes) que no es únicamente La Razón, que están Antena 3, Onda Cero y la Sexta”. Se suele decir que no se puede sorber y soplar a la vez. ¿O sí?

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