Cartas al director

La justicia divertida

Añada 12 latigazos a cualquier condena y obtendrá una condena ejemplar. La igualdad ante la ley y las sentencias ejemplares son incompatibles si con “ejemplar” nos referimos a un castigo más duro del habitual. Porque conductas iguales deben recibir el mismo reproche, y pedir penas más graves para ricos, políticos, tonadilleras o infantas por el solo hecho de serlo es involucionar hacia la justicia en la plaza pública. Nuestra justicia, imperfecta y politizada, es una herramienta civilizada hecha para la convivencia; por eso excluye el maltrato y se orienta hacia la educación del malhechor. Qui...

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Añada 12 latigazos a cualquier condena y obtendrá una condena ejemplar. La igualdad ante la ley y las sentencias ejemplares son incompatibles si con “ejemplar” nos referimos a un castigo más duro del habitual. Porque conductas iguales deben recibir el mismo reproche, y pedir penas más graves para ricos, políticos, tonadilleras o infantas por el solo hecho de serlo es involucionar hacia la justicia en la plaza pública. Nuestra justicia, imperfecta y politizada, es una herramienta civilizada hecha para la convivencia; por eso excluye el maltrato y se orienta hacia la educación del malhechor. Quienes reclaman condenas ejemplares para determinadas personas no se conforman con la reparación del daño y el castigo justo. Añoran también algo de diversión; una justicia festiva que permita ir con la merienda a contemplar castigos públicos, a disfrutar de una tarde de quema de brujas en compañía de amigos y vecinos. Como en la Edad Media pero compartiendo la parrillada humana por WhatsApp.— Jacobo Saucedo Jiménez. Montequinto (Sevilla).

En estos días hemos podido conocer la sentencia final del caso Nóos, y tal y como se esperaba la Infanta ha sido absuelta de todo cargo. Sin embargo, y desgraciadamente, su absolución no ha sido algo sorprendente dado que era lo esperado debido a su condición como miembro de la realeza. Lo impactante fue que Urdangarin fuese condenado a la sentencia mínima de 6 años y 3 meses, cuando cualquier otra persona acusada de prevaricación, fraude a la Administración, tráfico de influencias y otros dos delitos fiscales cumpliría sentencias mucho mayores, de hasta 15 años de prisión.— Cristina Castro. Torrejón de Ardoz (Madrid).

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