Cartas al director

Adiós George

Son las dos de la mañana, el trabajo y el peso muerto de las horas me ha vencido. He dejado los papeles y el teclado sobre la mesa y esa carrera sin meta, sin aliento ni piedad que es a veces este tiempo de silencio y balas y he escogido un recopilatorio de George Michael. La luz del equipo se ha encendido y el tema Jesus to a child ha comenzado a sonar en la voz dulce, sensual, vestida de calidez y belleza del artista enorme que nos ha dejado esta triste Navidad de este terrible, aciago año para la música y el arte. Y he sentido cómo la noche era injusto sudario, delirante, cruel par...

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Son las dos de la mañana, el trabajo y el peso muerto de las horas me ha vencido. He dejado los papeles y el teclado sobre la mesa y esa carrera sin meta, sin aliento ni piedad que es a veces este tiempo de silencio y balas y he escogido un recopilatorio de George Michael. La luz del equipo se ha encendido y el tema Jesus to a child ha comenzado a sonar en la voz dulce, sensual, vestida de calidez y belleza del artista enorme que nos ha dejado esta triste Navidad de este terrible, aciago año para la música y el arte. Y he sentido cómo la noche era injusto sudario, delirante, cruel para la voz desnuda de verdad, única, surgida de la materia misma de los sueños. La voz celestial del hombre, del artista que nos hizo bailar, vivir, morir... tal vez soñar. Hasta pronto George.— Javier González Alcantud. Maracena (Granada).

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