Cartas al director

El belén de Alepo

Niños huérfanos y vecinos de la destruida Alepo han construido en la catedral sin techo de la ciudad un pequeño belén. Se han servido de lo poco que les queda. Han colocado maderas y ramas a modo de pesebre, recuperando algunas figuras de entre los escombros. Más que la propia simbología navideña, ha sido un acto de intentar recuperar la vida perdida, un intento de volver a ser lo que antes eran. Salvando todas las distancias, esa es precisamente la necesidad que muchos sentimos. Más que invertir nuestro tiempo y esfuerzo en avanzar, hacerlo en no perder lo que entre todos hemos construido. Y ...

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Niños huérfanos y vecinos de la destruida Alepo han construido en la catedral sin techo de la ciudad un pequeño belén. Se han servido de lo poco que les queda. Han colocado maderas y ramas a modo de pesebre, recuperando algunas figuras de entre los escombros. Más que la propia simbología navideña, ha sido un acto de intentar recuperar la vida perdida, un intento de volver a ser lo que antes eran. Salvando todas las distancias, esa es precisamente la necesidad que muchos sentimos. Más que invertir nuestro tiempo y esfuerzo en avanzar, hacerlo en no perder lo que entre todos hemos construido. Y es que no solo la crisis, sino también la corrupción, las mayorías absolutas, la ausencia de diálogo, el partidismo, el sectarismo político, la ausencia de respeto a la pluralidad y los intentos de imponer ideas nos han conducido a una situación de riesgo. Ya no resulta tan sencillo caminar por nuestras ciudades sin sentir el rencor de los que no comparten la opinión de la mayoría, o el desprecio de quienes piensan diferente.— Luis Alberto Rodríguez Arroyo. Santo Tomás de las Ollas (León).

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