Oxfam asume sus errores en la polémica con Scarlett Johansson

El director de la ONG habla de las secuelas de la marcha de la actriz

Scarlett Johansson, el pasado 14 de octubre. En el vídeo, su anuncio para Sodastream.Vídeo: Cordon Press

“Diferencias fundamentales de opinión”. Así explicaba en enero de 2014 Scarlett Johansson (Nueva York, 1984) el motivo por el cual abandonaba Oxfam tras ocho años como embajadora de la ONG.

La realidad era que con su renuncia zanjaba la polémica en la que se vio envuelta tras haber aceptado ser el rostro de Sodastream, una marca de bebidas israelí cuya factoría está ubicada en suelo ocupado palestino...

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“Diferencias fundamentales de opinión”. Así explicaba en enero de 2014 Scarlett Johansson (Nueva York, 1984) el motivo por el cual abandonaba Oxfam tras ocho años como embajadora de la ONG.

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La realidad era que con su renuncia zanjaba la polémica en la que se vio envuelta tras haber aceptado ser el rostro de Sodastream, una marca de bebidas israelí cuya factoría está ubicada en suelo ocupado palestino, una ocupación que Oxfam llevaba ya entonces denunciando desde hacía tiempo. Casi tres años después del escándalo, Mark Goldring, director general de la ONG, admitió el miércoles durante una charla frente a expertos en labores humanitarias que los errores en el manejo de esa crisis le costaron literalmente “millones” de dólares a la organización.

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Scarlett Johansson, en el anuncio de Sodastream.

En un ejercicio de sinceridad, Goldring explicó que haber permitido que la controversia se prolongara tanto tiempo fue un craso error que no supieron resolver y que terminó por convertirse en un desastre de relaciones públicas e imagen que tuvo un importante impacto en la cantidad de donaciones que la ONG recibía.

Johansson, de ascendencia judía, comenzó su relación con Oxfam en 2005. Sin embargo, no se convirtió en su embajadora hasta dos años más tarde. Bajo este título la protagonista de Vicky Cristina Barcelona viajó a Kenia, Sri Lanka o India. Según datos de la ONG, su colaboracion anual, por diferentes conceptos, era de unos 100.000 euros, por lo que con su renuncia, este dinero dejó de ingresarse de la noche a la mañana.

Desde ese momento, la actriz intentó mantenerse alejada de la polémica y en rara ocasión aceptó dar detalles sobre el asunto. Aunque cuando fue cuestionada por el tema en el periódico británico The Guardian dos meses después del incidente, aseguró que no se arrepentía de haber aceptado ser rostro de Sodastream: “No tengo ningún remordimiento por haber aceptado ese trabajo”, dijo.

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