Élites incapaces

No hay política sin élites políticas. Lo que ha fallado ha sido el mecanismo de selección o circulación de élites

Se dice y se repite que acabamos de presenciar una rebelión de las masas, un severo correctivo del pueblo contra las tradicionales élites o, si quieren, contra el establishment.Pero olvidamos que los datos (siempre tozudos) nos confirman que el magnate Trump ha ganado, precisamente, gracias al voto republicano de siempre. Parece, entonces, que ese apoyo electoral no ha expresado un fenómeno de confrontación del “buen pueblo” frente a las aristocracias políticas, sino un problema dentro de ellas mismas.

No hay política sin élites políticas, eso lo sabemos ya desde Pareto. Lo que...

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Se dice y se repite que acabamos de presenciar una rebelión de las masas, un severo correctivo del pueblo contra las tradicionales élites o, si quieren, contra el establishment.Pero olvidamos que los datos (siempre tozudos) nos confirman que el magnate Trump ha ganado, precisamente, gracias al voto republicano de siempre. Parece, entonces, que ese apoyo electoral no ha expresado un fenómeno de confrontación del “buen pueblo” frente a las aristocracias políticas, sino un problema dentro de ellas mismas.

No hay política sin élites políticas, eso lo sabemos ya desde Pareto. Lo que ha fallado ha sido el mecanismo de selección o circulación de élites. El momento idóneo de esa selección es aquel en el que se designa a los candidatos: los dirigentes republicanos no querían a Trump, pero este fue capaz de ganar la candidatura con el apoyo de las bases; las bases demócratas no querían a Clinton, quien finalmente ganó con el apoyo de la élite. La equivocación demócrata fue pensar que Clinton representaba la mejor opción; la de los republicanos, no haber sido capaces de ofrecer una alternativa a Trump.

A las élites les ha perdido su soberbia, el pensar que podrían seguir haciendo politics as usual, como si nada hubiera pasado, como si bastara con el control de los medios para seguir mandando. Pero estos ya no conforman la opinión pública ni la autoridad en la interpretación informativa; al menos no en su totalidad. Para bien o para mal, ahora lo comparten con las redes sociales, mucho más capaces de recoger las nuevas sensibilidades e incorporar la espontaneidad social. Las élites han vivido ajenas a un mundo en plena transformación con las mismas inercias de siempre. Pero tampoco sirve el recurso a arcaicas soluciones como el laborista Corbyn —¿por qué no un Owen Jones, por ejemplo?— o la renovación del Gobierno que nos acaba de endosar el PP.

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Estamos ante nuevas reglas y prácticas a las que los linajes políticos de siempre no saben dar respuesta. Triunfarán aquellos que logren hacer la lectura adecuada del tiempo en que vivimos y ofrezcan liderazgo para abordar los problemas del futuro; no las que conducen con el espejo retrovisor o se limitan a ejercer de mera correa de transmisión de otras élites. @MariamMartinezB

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