Cartas al director

Cataluña urge

Unos, lanzados y sin freno hacia la independencia; otros, incapaces de articular alternativas ilusionantes. La sociedad catalana dividida y los demás, atónitos. Si la cuestión puramente técnica de la organización territorial se emponzoña de pasión nacionalista, aumenta la posibilidad de que degenere en pelea cainita. Por puro egoísmo hay que evitar esa derrota colectiva. Siguiendo la hoja de ruta, el Gobierno central no aceptará el órdago de la Generalitat y llegará el punto de inflexión: el pueblo en marcha reclamará sus derechos mediante acciones no violentas y el Estado español cederá ante ...

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Unos, lanzados y sin freno hacia la independencia; otros, incapaces de articular alternativas ilusionantes. La sociedad catalana dividida y los demás, atónitos. Si la cuestión puramente técnica de la organización territorial se emponzoña de pasión nacionalista, aumenta la posibilidad de que degenere en pelea cainita. Por puro egoísmo hay que evitar esa derrota colectiva. Siguiendo la hoja de ruta, el Gobierno central no aceptará el órdago de la Generalitat y llegará el punto de inflexión: el pueblo en marcha reclamará sus derechos mediante acciones no violentas y el Estado español cederá ante la presión popular. Evidentemente, presuponen que habrá una estrategia común, no aparecerán grupos violentos, no perderán apoyos cuando aumenten las distorsiones y los que no están de acuerdo seguirán igual de callados que hasta ahora. Si la concordia se rompe, recomponerla no será tarea fácil. Destruir siempre es más fácil que construir. Es preciso desactivar esta bomba de relojería. Hay que reconducir trayectorias, desarmar lógicas, construir puentes y desmontar rivalidades. Todo por hacer y sin tiempo.— Santiago Aragón. Elche (Alicante).

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