‘Salchipapos’

Piensen ustedes lo que quieran del salchipapa affair, pero su creadora ya tiene unas cuantas actuaciones apañadas

Leticia Sabater.cordon press

Siento tener que bajarles de sus torres de marfil de bréxits al barro de las canciones del verano pero la subcultura también es cultura y, a veces incluso, fenómeno cultural. ¿Recuerdan el mítico alegato de Malena Gracia y Yola Berrocal dirigido al presidente Aznar en el que, a coro, negaban ser telebasura? Pues eso. De fenómenos subculturales está la cultura del siglo XXI llena. Porque si no, ¿cómo podría ser que La salchipapa pudiera acumular más de dos millones de reprodu...

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Siento tener que bajarles de sus torres de marfil de bréxits al barro de las canciones del verano pero la subcultura también es cultura y, a veces incluso, fenómeno cultural. ¿Recuerdan el mítico alegato de Malena Gracia y Yola Berrocal dirigido al presidente Aznar en el que, a coro, negaban ser telebasura? Pues eso. De fenómenos subculturales está la cultura del siglo XXI llena. Porque si no, ¿cómo podría ser que La salchipapa pudiera acumular más de dos millones de reproducciones en Internet? ¿QUEÉEEE? ¿Qué no saben qué es La salchipapa? Dios mío, están ustedes muy, pero que muy alejados de la realidad. Eso, o es que a) No tienen relaciones adictas a compartir todo tipo de vídeos frikis por el móvil, b) No tienen móvil, c) Son ustedes religiosos de clausura, o incluso d) Cumplen condena en celda de aislamiento en alguna prisión tipo Sing Sing.

La salchipapa es el nuevo hit del verano a cargo de Leticia Sabater, una especialista en hacer de la necesidad virtud. Tras sus operaciones de reconstrucción de himen y protagonizar el musical Fronze —no es una errata, era Fronze, no Frozen, como el de Disney—, se ha lanzado al mundo reggaetón con la misma alegría con la que arengaba a los niños en los noventa. Y piensen ustedes lo que quieran del salchipapa affair, pero su creadora ya tiene unas cuantas actuaciones apañadas este verano, y músicos más bragados que ella, con perdón, que no luce más que un cinturón ancho, andan lampando, sin fiesta de pueblo que llevarse al micro. Y es que para triunfar de aquella manera, a veces no hace falta más que mucho papo.

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