Opinión

Qué machote

Ese maromazo que con una mano te mata un morlaco y con la otra te acuna al rorro si es preciso

Ahí lo tienen, mírenlo si tienen dídimos, u ovarios, o las dos cosas, o ninguna, no vayan a tacharme ahora de excluyente a lo tonto. Ahí lo tienen, báilenlo si osan y se deja. Él es ese hombre que entra en los sitios con su fuerte aroma de macho alfa y todo cambia para las incautas damas presentes en la sala. Ese varón dandi con su mata de pelo en pecho, sus equis neuronas entre ceja y ceja y su doble de lo que hay que tener entre las piernas. Ese Adán que se viste por los pies, primero el derecho y luego el izquierdo, porque puede, porque quiere y porque con él, tonterías las justas. Ese amig...

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Ahí lo tienen, mírenlo si tienen dídimos, u ovarios, o las dos cosas, o ninguna, no vayan a tacharme ahora de excluyente a lo tonto. Ahí lo tienen, báilenlo si osan y se deja. Él es ese hombre que entra en los sitios con su fuerte aroma de macho alfa y todo cambia para las incautas damas presentes en la sala. Ese varón dandi con su mata de pelo en pecho, sus equis neuronas entre ceja y ceja y su doble de lo que hay que tener entre las piernas. Ese Adán que se viste por los pies, primero el derecho y luego el izquierdo, porque puede, porque quiere y porque con él, tonterías las justas. Ese amigo de sus amigos hasta que dejan de serlo. Ese caballero que te cede el paso en las puertas, te toma del codo en los semáforos no sea que te embista un loco y te pone en tu sitio con una mirada en cuanto le llevas la contraria. Ese niño grande. Ese tipo fuerte y vulnerable con mal pronto y buen fondo al que se le calienta la boca con la misma facilidad que se le caen los lagrimones con su Semana Santa y su Feria y su Rocío y sus cosas de su alma. Ese tío que te mira y te desnuda, esa fiera inquieta que te da mil vueltas y te hace sentir mujer. Ese príncipe, ese dentista que te tiene llenita la nevera. Ese maromazo que con una mano te mata un morlaco y con la otra te acuna al rorro si es preciso. Un señor con mando en plaza, y en autovía, y en rotonda, que anda que no hay tías que tendrían que estar fregando y tíos a quienes les dan el carné en la tómbola. Un digno mártir del orgullo torero en los tiempos de la cólera animalista. Ni padre irresponsable ni inconsciente ni ninguna niña muerta. Una marcada del propio paquete de libro. Todo eso, además de un chico de un oficio y una época y un planeta que puede que exista pero no es el mío, es lo que veo en la foto de Fran Rivera toreando con su bebé en brazos. Pero eso soy yo, no me hagan caso, que estoy en una edad muy mala y tengo una imaginación calenturienta.

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