Cartas al director

La Cuesta Moyano

La Cuesta Moyano está en peligro. Si los libreros piden auxilio mejor que les hagamos caso antes de que el mundo sepa que la cuesta de enero empieza en Atocha y acaba en la glorieta de la ignorancia. La Cuesta Moyano es el reducto de lo que debiera ser la calle de la Sabiduría. En la Cuesta Moyano, de espaldas al Ministerio de Agricultura, hay un surco fecundo donde crecen los libros y donde vamos los curiosos y hambrientos de letras a recoger los frutos de sementera que Madrid conserva como un granero al aire libre. El propio nombre de la senda de los libros, Claudio Moyano,...

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La Cuesta Moyano está en peligro. Si los libreros piden auxilio mejor que les hagamos caso antes de que el mundo sepa que la cuesta de enero empieza en Atocha y acaba en la glorieta de la ignorancia. La Cuesta Moyano es el reducto de lo que debiera ser la calle de la Sabiduría. En la Cuesta Moyano, de espaldas al Ministerio de Agricultura, hay un surco fecundo donde crecen los libros y donde vamos los curiosos y hambrientos de letras a recoger los frutos de sementera que Madrid conserva como un granero al aire libre. El propio nombre de la senda de los libros, Claudio Moyano, promotor de la enseñanza pública gratuita, hace que sea más triste el declive de esta acera gloriosa. Esta cuesta soleada no debemos dejarla marchitar. San Isidro no nos lo perdonaría y don Claudio tampoco.— Ángel Alonso Prieto.

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