El Rey Midas sigue en forma

El rey del textil Amancio Ortega, con casi 80 años, se ha convertido en el emperador del ladrillo

Amancio Ortega en Monte Carlo.Pascal Le Segretain (Getty Images)

Amancio Ortega (Busdongo de Arbas, León, 1936) es ante todo discreto. Sin embargo, ser un hombre que convierte en oro casi todo lo que toca es incompatible con pasar desapercibido. Puede ser considerado el empresario del año en 2015. Y de 2014. Y el de la última década. Porque Ortega, que creó un imperio textil desde una tienda en la que vendía con su primera mujer batas en Galicia, no se conformó con vestir a medio...

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Amancio Ortega (Busdongo de Arbas, León, 1936) es ante todo discreto. Sin embargo, ser un hombre que convierte en oro casi todo lo que toca es incompatible con pasar desapercibido. Puede ser considerado el empresario del año en 2015. Y de 2014. Y el de la última década. Porque Ortega, que creó un imperio textil desde una tienda en la que vendía con su primera mujer batas en Galicia, no se conformó con vestir a medio mundo. Trabajador incansable, tras reducir un poco sus jornadas, y con los mandos de Inditex a buen recaudo en manos de Pablo Isla, se ha entregado a una vida un poco más tranquila a petición de su esposa, Flora Pérez. El descanso, sin embargo, no le impide seguir engordando su enorme fortuna que ahora ha encontrado en el ladrillo un nuevo refugio.

Amancio Ortega se convirtió este año en el segundo hombre más rico del planeta, solo por detrás de Bill Gates. La lista que elabora Bloomberg le calcula una fortuna de cerca de 67.000 millones de euros. Durante unas horas, el pasado octubre Ortega incluso desbancó al fundador de Microsoft y alcanzó el primer puesto entre los millonarios del mundo. Las acciones que posee en Inditex (casi el 60%) alimentan cada día sus arcas. Pero sus últimas inversiones inmobiliarias, que gestiona a través de su firma Ponte Gadea, hacen florecer su fortuna.

Afincado en A Coruña y rodeado de amigos de toda la vida, de vez en cuando se le ve disfrutar de algunos lujos propios de un hombre que atesora millones de euros en sus sociedades. Este verano pasó las vacaciones navegando por el Mediterráneo en un yate junto a su hija pequeña y su nieto, el pequeño Amancio. Sin embargo, no significa que su negocio esté desatendido y limitado a recibir los réditos de sus éxitos pasados. Porque el rey del textil se ha convertido en el emperador del ladrillo.

Amancio Ortega, a la derecha, junto al presidente de Inditex, Pablo Isla.

Recorrer las últimas propiedades que tiene en su sociedad Ponte Gadea es dar un paseo por las mejores zonas de las grandes capitales. Inmuebles en las mejores calles de Londres, Nueva York y Los Ángeles han engordado este año su cartera. La estrategia de Ortega en el mundo del ladrillo es siempre la misma: se hace con edificios en su mayoría históricos, en las zonas más codiciadas y con oficinas y tiendas que después alquilan las mejores firmas. El negocio sigue fluyendo cada mes gracias a las rentas. Es casero de muchas de las cadenas que fundó, como Zara o Massimo Dutti. Pero también posee locales de la competencia, como el edificio que alberga a Primark en la Gran Vía de Madrid o en Oxford Street en Londres.

Así, el hombre que creó el mayor armario de España, el dueño de la archiconocida Zara, es también el creador de una de las inmobiliarias más grandes del país. Dicen que su secreto es haber trabajado duro y saber mantener los pies en el suelo. Dicen, también, que todavía se le puede encontrar en la sede de Inditex, en Airteixo, almorzando alguna vez en el comedor donde también acuden los empleados. Y que sabe delegar, eso sí, siempre en gente de confianza que hacen que aunque el gran empresario de España empiece a levantar el pie del acelerador su imperio siga creciendo.

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