Porno para todas

Un estudio realizado por una revista británica ha concluido que una de cada tres mujeres afirma ver porno una vez por semana. Al garete aquella idea del porno para mujeres

La 'sex tape' película protagonizada por Cameron Diaz y Jason Segel. CORDON PRESS

Un estudio realizado por una revista británica ha concluido que una de cada tres mujeres afirma ver porno una vez por semana. Al garete aquella idea del porno para mujeres.Ya saben, morbosos filmes que suceden en casas de revistas de diseño en las que su propietario se lo dejó todo en muebles nórdicos —por eso no pagó la luz y solo pueden alumbrarse con velas— y cuyos protagonistas parece que, tras terminar el acto, se irán juntos a hacerse las ingles. El estudio también informa de que un 73% de féminas confiesa que la pornografía es, simplemente, una “ruta rápida hacia el orgasmo”. E...

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Un estudio realizado por una revista británica ha concluido que una de cada tres mujeres afirma ver porno una vez por semana. Al garete aquella idea del porno para mujeres.Ya saben, morbosos filmes que suceden en casas de revistas de diseño en las que su propietario se lo dejó todo en muebles nórdicos —por eso no pagó la luz y solo pueden alumbrarse con velas— y cuyos protagonistas parece que, tras terminar el acto, se irán juntos a hacerse las ingles. El estudio también informa de que un 73% de féminas confiesa que la pornografía es, simplemente, una “ruta rápida hacia el orgasmo”. Este dato, el de las motivaciones, es el relevante. En la vida, uno puede ser de los que buscan una respuesta a todas las preguntas, o de los que buscan encontrar todas las respuestas posibles a una sola y vital pregunta. Datos o razones. Soy de razones.

Tras leer el artículo bajé al bar. Se acercó una bellísima muchacha de cabello rojo. Pertenecía a una ONG (o similar) y vendía cupones (o similar) para una rifa (o similar). No escuchaba mucho lo que me explicaba, pero sabía que cuando terminara le iba a dar lo que pidiera. Afortunadamente para mí, yo catalán, fue solo un euro. “Eres la segunda persona más simpática de La Latina”, me dijo antes de partir. En aquel momento, mi motivación para darle lo que fuera, que hasta entonces era conseguir su número de teléfono, mutó: quería ser la persona más simpática de La Latina. Corrí tras ella. “¿Cuántos números debo comprar para ser el número uno?”, le pregunté. Sonrió y me dio su teléfono.

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