A por 35.000 millones

Con la crisis de los refugiados y la de Grecia, la Unión Europea se juega ahora mismo su ser o no ser

Conjurémonos. No nos vamos a olvidar de los refugiados sirios, aunque no haya nuevas fotos de niños ahogados que nos subleven el corazón. Y no nos olvidaremos tampoco de pasar revista a la solidaridad europea con los griegos, ni al cumplimiento de sus compromisos.

Y eso, por razón doble. Porque es el mínimo impulso humanitario que establece el umbral por debajo del cual se evapora la decencia. Y porque ambos problemas, el de los perseguidos por la guerra en busca de asilo, y el de los conciudadanos que deben realizar esfuerzos supletorios para mantenerse en la moneda única, la Unión Eur...

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Conjurémonos. No nos vamos a olvidar de los refugiados sirios, aunque no haya nuevas fotos de niños ahogados que nos subleven el corazón. Y no nos olvidaremos tampoco de pasar revista a la solidaridad europea con los griegos, ni al cumplimiento de sus compromisos.

Y eso, por razón doble. Porque es el mínimo impulso humanitario que establece el umbral por debajo del cual se evapora la decencia. Y porque ambos problemas, el de los perseguidos por la guerra en busca de asilo, y el de los conciudadanos que deben realizar esfuerzos supletorios para mantenerse en la moneda única, la Unión Europea se juega ahora mismo su ser o el no ser.

Por eso quizá convenga subrayar algunas noticias que permitan respirar, siquiera un rato. Un hurra por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que se largó a Alemania a aprender cómo se organizan ahí para acoger a emigrantes económicos y refugiados de la guerra, y mantener viva la llama de una solidaridad aún desorganizada: Rajoy, Mas, si tenéis siquiera un segundito sobrante para lo que importa, preparadnos ya un manual de instrucciones a los ciudadanos. Pudo Colau hacerlo mejor, y hacerse acompañar de sus colegas/rivales, pero no por eso merece la reprobación casi unánime de la oposición con el argumento de que buscaba una foto. ¡Si tiene las que quiere!

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Otro hurra para el Parlamento Europeo, que por vía rápida aprobó el paquete de apoyo de 35.000 millones de euros al despegue económico y la creación de empleo en Grecia, urdido el 15 de julio por la Comisión Juncker.

Atención, no es dinero nuevo, sino mejor organizado. Al dinero viejo de los fondos estructurales, ya comprometidos para 2007-2013 y aún en ejecución, se le aplican mejoras. La cuota de los proyectos a cofinanciar por la UE, normalmente del 85%, ya ha pasado al 95% y ahora al 100% en el caso de Grecia, lo que le permitirá mantener inversiones que no podría afrontar: podrá, si espabila, y concreta antes de Navidad los 2.000 millones pendientes de asignar. Para el dinero ya previsto (2014-2020), aumenta también la cofinanciación europea, y un grupo de trabajo conjunto Atenas-Bruselas velará porque se emplee —y bien, eso prometen—hasta el último céntimo.

Europa necesita gestos. Y partidas presupuestarias.

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