Cartas al director

Otros catalanes

Soy italiano. Llevo más de 20 años en España. Resido en Madrid, pero siempre que he viajado a Barcelona y a Cataluña, por trabajo o por placer, me he sentido como en casa. Como en Madrid. Los catalanes me parecen personas razonables y amables. Entre todos los que conozco hay la misma proporción de personas brillantes y de imbéciles que encuentro en el resto de España, de Europa y del mundo. Los más brillantes que conozco son los más abiertos. Con ellos se puede hablar de un patrimonio común que, como italiano del sur, compartimos. Luego uno lee la carta de Mas y compañía, aparecida en EL PAÍS,...

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Soy italiano. Llevo más de 20 años en España. Resido en Madrid, pero siempre que he viajado a Barcelona y a Cataluña, por trabajo o por placer, me he sentido como en casa. Como en Madrid. Los catalanes me parecen personas razonables y amables. Entre todos los que conozco hay la misma proporción de personas brillantes y de imbéciles que encuentro en el resto de España, de Europa y del mundo. Los más brillantes que conozco son los más abiertos. Con ellos se puede hablar de un patrimonio común que, como italiano del sur, compartimos. Luego uno lee la carta de Mas y compañía, aparecida en EL PAÍS, y piensa que a uno le han cambiado los catalanes, en nombre de los cuales los redactores del texto se arrogan el derecho de hablar. Pienso que es una pesadilla, de la que espero que despertemos pronto todos. Los catalanes que conozco, los primeros.— Marcello Caprarella.

 

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