Editorial

La BBC es de todos

Salvaguardar el carácter universal de la televisión pública es una obligación de quien lidere el Gobierno británico

Reuters

La reforma de la radiotelevisión pública británica, admirada en todo el mundo por sus criterios de calidad e independencia profesional, está en el punto de mira del Gobierno conservador de David Cameron, que cree haber percibido en la línea informativa de la corporación una cierta inclinación sectaria. Ese recelo se ha materializado en un informe sobre el futuro de la BBC presentado al Parlamento que aspira a frenar sus “ambiciones imperiales” modificando su régimen de financiación, estrechando el cerco a contenidos de grandes audiencias y jibarizándola.

Para los británicos, la BBC es e...

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La reforma de la radiotelevisión pública británica, admirada en todo el mundo por sus criterios de calidad e independencia profesional, está en el punto de mira del Gobierno conservador de David Cameron, que cree haber percibido en la línea informativa de la corporación una cierta inclinación sectaria. Ese recelo se ha materializado en un informe sobre el futuro de la BBC presentado al Parlamento que aspira a frenar sus “ambiciones imperiales” modificando su régimen de financiación, estrechando el cerco a contenidos de grandes audiencias y jibarizándola.

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Para los británicos, la BBC es el lugar en el que la nación se encuentra, un símbolo de la democracia que se ha mantenido firme ante los intentos de injerencias gubernamentales, anteponiendo su compromiso con el servicio público. Es cierto que hay aspectos, como el canon que se cobra a los dueños de un televisor, que tienen que adaptarse a los tiempos, y también que la imagen de la BBC se ha visto dañada por escándalos, como el del exlocutor Jimmy Saville, acusado de abusos sexuales, o los astronómicos sueldos de sus estrellas.

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Pese a todo, la BBC no ha perdido su esencia. En un ecosistema mediático cada vez más contaminado, sigue siendo una referencia informativa dentro y fuera de Reino Unido gracias a sus servicios mundiales. Salvaguardar su carácter universal es una obligación de quien lidere el Gobierno británico, sea quien sea.

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