Iker Casillas: el poder de las paradas

La llegada del portero a Portugal revitaliza su liga de fútbol, inmerecidamente marginada

Hay cosas que escapan al debe/haber, a las hojas de Excel y a las pirámides financieras. ¿Cuánto le debe Bilbao al Guggenheim, Fátima a su pastorcilla o El Toboso a Dulcinea? Hay industrias sin empleados que, sin embargo, crean puestos de trabajo intemporales. Iker, San Iker, Casillas, el portero más laureado de la historia de España y, probablemente del mundo, cambia de club por primera vez en su vida y elige Oporto para su futuro profesional.

La ciudad portuguesa es referencia mundial por su vino y últimamente también —por los vuelos low cost— destino turístico internacional....

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Hay cosas que escapan al debe/haber, a las hojas de Excel y a las pirámides financieras. ¿Cuánto le debe Bilbao al Guggenheim, Fátima a su pastorcilla o El Toboso a Dulcinea? Hay industrias sin empleados que, sin embargo, crean puestos de trabajo intemporales. Iker, San Iker, Casillas, el portero más laureado de la historia de España y, probablemente del mundo, cambia de club por primera vez en su vida y elige Oporto para su futuro profesional.

La ciudad portuguesa es referencia mundial por su vino y últimamente también —por los vuelos low cost— destino turístico internacional. Su primer club, el FC Porto, acaba de realizar un esfuerzo ingente (su presupuesto es seis veces menor que el del Madrid) para incorporar al futbolista que más alegrías ha dado al fútbol español. El objetivo no es solo deportivo (ganar), también poner al club y a la ciudad en los televisores del mundo. Y a la liga portuguesa, que no se sabe vender.

El desinterés del mundo por esta competición, contrasta con el poder internacional del futbol portugués. Equipos de media Europa son campeones gracias a entrenadores portugueses. Al conocido caso de José Mourinho (Chelsea, Inglaterra), hay que añadir el de André Vilas-Boas (Zenith, Rusia), Paulo Sousa (Basilea, Suiza), Vitor Pereira (Olympiakos, Grecia) y Jorge Jesús (Benfica, Portugal). Cinco portugueses entrenando a campeones de cinco ligas. En el último Mundial de Brasil, solo Portugal tenía tres compatriotas dirigiendo selecciones. El país ha exportado 170 técnicos que, aparte de habilidades idiomáticas, alguna cualidad más deben tener. Es obvio que al país le falta dinero, pero no talento. También el primer agente mundial, Jorge Mendes, es portugués, y mueve los intereses de jugadores como Cristiano Ronaldo, de entrenadores y hasta de clubes.

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Pese a la poca atención que le dispensan a la Liga portuguesa las televisiones internacionales, raro es el futbolista de fama mundial que no ha pasado por ella, de Ronaldinho a James. Para enendar esa ignorancia habitual, el Porto ha puesto sus esperanzas, y su dinero, en Iker Casillas.

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