Cartas al director

Las palabras del presidente Mattarella

Hemos quedado sorprendidos al leer el artículo del profesor y político Antonio Elorza publicado en la página de Internet de El País. Elorza, comentando el discurso pronunciado por el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, por el Centenario de la entrada en guerra de Italia, sostiene que el propio presidente de la República habría “desaprovechado una ocasión” para “rectificar la memoria histórica” sobre los sucesos de la Guerra, limitándose a celebrar esta memoria.

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Hemos quedado sorprendidos al leer el artículo del profesor y político Antonio Elorza publicado en la página de Internet de El País. Elorza, comentando el discurso pronunciado por el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, por el Centenario de la entrada en guerra de Italia, sostiene que el propio presidente de la República habría “desaprovechado una ocasión” para “rectificar la memoria histórica” sobre los sucesos de la Guerra, limitándose a celebrar esta memoria.

En realidad – y hubiera bastado con consultar la página de Internet de la Presidencia de la República (www.quirinale.it), en la que se ha publicado el discurso íntegro – Mattarella ha hablado extensamente y de modo crítico de las cuestiones abiertas por la entrada de Italia en guerra con Austria-Hungría, sin ciertamente olvidar ni esconder las responsabilidades de la clase dirigente de la época. Como muestra de ello, he aquí algunos puntos destacados del discurso:

«¡Cuán diferente era, a la vista de los hechos, aquella vida de guerra del sueño luminoso de gloria y del mito de la victoria, anhelados por intelectuales y poetas en los meses anteriores a la entrada en guerra! No había belleza en las trincheras, sólo horror, atrocidad y devastación”.

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Y sigue:

«Si, en 1914, Europa se había alzado en armas casi por una fatal e incontrolada sucesión de los acontecimientos, nuestro país entraba en la Primera Guerra Mundial tras un año de tratativas diplomáticas, jugadas a dos bandas. La elección tuvo graves consecuencias, algunas de las cuales eran entonces difícilmente imaginables. Después de aquella guerra nada volvió a ser igual».

Mattarella ni siquiera ha olvidado u ocultado, como en cambio sostiene el profesor Elorza, que de la Guerra se derivaron dramáticas consecuencias para Italia y para el mundo, incluido el fascismo:

«En el plano geopolítico – dijo el presidente - sus consecuencias – especialmente los tratados de paz excesivamente duros – sentaron las bases para acontecimientos nuevos y aún más trágicos en Europa y en el mundo». Y continúa, sintéticamente: «El conflicto de 1914-1918 fue una tragedia atroz que hubiera podido ser evitada. La guerra, toda guerra, conlleva siempre sufrimiento, destrucción y muerte».

Completamente desconcertante resulta también la afirmación del profesor Elorza de que Mattarella habría hablado sólo del sufrimiento de los soldados italianos, “olvidando” el de los soldados de los demás países: el jefe del Estado ha hablado de ello extensa y repetidamente, como se puede deducir de estos pasajes:

« [… ]Y sin embargo, en este universo hecho de fango, de sufrimiento, de penurias y de muerte, millares y millares de soldados, de uno y otro bando, fueron sometidos a pruebas inimaginables, llevaron a cabo actos de gran valor y de coraje, y gestos de conmovedora solidaridad. […]

Nos encontramos en el monte San Michele, en representación del pueblo italiano y en conmemoración de los combatientes y de las víctimas de todo el conflicto para rendirles honores, para recordar su sufrimiento y el deseo de paz. Éste es el significado de la exposición de la bandera tricolor en esta jornada.

Están aquí hoy, con nosotros, los embajadores de naciones y pueblos cuyos soldados, por aquel entonces, combatían y morían en el otro frente: Austria, Eslovenia y Croacia. Hoy en día somos pueblos y naciones ligados por fuertes vínculos de amistad y de colaboración y por el común futuro europeo. Les doy las gracias por su presencia, que explica por sí sola y de la manera más auténtica el significado de esta celebración, resaltando la aspiración de todo hombre de alcanzar la paz y la fraternidad.

El monte San Michele es un lugar sagrado. En su cima, de modesta altura, pero de extraordinaria importancia estratégica, tuvieron lugar furiosos combates entre las tropas italianas y las austro-húngaras. Los soldados de uno y otro bando combatían y morían, valientemente, por la conquista o la defensa de unos pocos metros de tierra, avanzando y retrocediendo continuamente. La distancia entre las trincheras enemigas era aquí muy reducida. Se podía oír hablar y respirar al enemigo.

[…]El recuerdo de tanto sacrificio no ha de desvanecerse. El sufrimiento atroz, provocado y recibido, no ha de olvidarse.

[…]Los caídos, de cualquier nación y de cualquier tiempo, nos piden que actuemos, con las armas de la política y de la negociación, para que en todos los rincones del mundo se consolide la paz.

A decir verdad, la única cita del discurso del presidente de la República reproducida por el profesor Elorza en apoyo de sus tesis es ésta: « La guerra fue también un gran factor de modernización, tanto industrial como científica y social». Hecho, por otra parte, indudable, cuya veracidad no niega ningún historiador, ni italiano ni extranjero, sea cual sea su ideología política. Se trata, además, de una cita parcial, puesto que justo a continuación, Mattarella añade:

«Pero nunca un avance de la modernidad fue pagado a un precio tan elevado. Desde un punto de vista humanitario, fue una carnicería: perdieron la vida 10 millones de militares y un número indefinido de civiles; hubo millones de heridos y de mutilados; destruyó economías florecientes; produjo luto y devastación, hambre y miseria».

Giovanni Grasso, Consejero de prensa y comunicación del presidente de la República Italiana

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