Susana, madre de la patria andaluza

Los de enfrente le acusan de hacer una campaña personalista. Ya son ganas de empreñar cuando ella ya venía preñada de casa

Susana Díaz, en una reciente entrevista en la sede del PSOE en Andalucia.ALEJANDRO RUESGA

Que sí, que bueno, que vale. Ya sé que estamos en plena jornada de reflexión de las andaluzas (y los andaluces) y tengo que andarme con tiento, no vaya a ser que algún purista interprete estas líneas como un intento de influir en el voto de los indecisos (y las indecisas), me denuncie a la Junta Electoral, y me meta un puro así a lo tonto (o a la tonta), con lo calladita y lo mona que he estado durante toda la campaña. Pero, o digo esto, o reviento las grapas con las que me coso la boca cuando me veo venir yo s...

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Que sí, que bueno, que vale. Ya sé que estamos en plena jornada de reflexión de las andaluzas (y los andaluces) y tengo que andarme con tiento, no vaya a ser que algún purista interprete estas líneas como un intento de influir en el voto de los indecisos (y las indecisas), me denuncie a la Junta Electoral, y me meta un puro así a lo tonto (o a la tonta), con lo calladita y lo mona que he estado durante toda la campaña. Pero, o digo esto, o reviento las grapas con las que me coso la boca cuando me veo venir yo sola. Con el debido respeto a la memoria de Blas Infante, el patriarcado de los pueblos ha quedado obsoleto. Aquí y ahora, la nueva madre de la patria andaluza es Susana Díaz Pacheco, la hija del fontanero más citado de España y la gestante del bebé mejor equipado del planeta, a tenor de las toneladas de sonajeros, patucos y canastillas que ha ido recolectando la progenitora de mitin en mitin.

Que le conste al Defensor del Menor que, si hablo aquí de nonatos, es porque su señora madre habló primero. “Quiero dejarle a mi hijo una Andalucía mejor de la que nos dejaron nuestros padres”, clamó esa primera dama desde ese estrado casi desde el primer día de la contienda. Ella, que dijo que su embarazo no era noticia. Ella, que dijo que estaba “preñá, pero no mala”. Ella, que no se viene arriba ni nada con un baño de masas. Ella, ella, ella.

Que ha hecho una campaña demasiado personalista y no le ha dado cancha ni a los suyos, le critican los de enfrente, ya hay que tener mala idea. Que solo le ha faltado exigir: “Los focos, a mi persona”, que diría otra madre coraje andaluza, Isabel Pantoja, antes de que el juez le mandara su buena temporada a la sombra. Que se puso la primera blusa premamá a propósito para generar empatía en el debate televisivo, difaman los muy malpensados, cuando todas las que hemos parido, perdón, dado a luz a algún cachorro, sabemos que a las primerizas les sale el bombo de un día para otro. Que ha ido de mandataria más que de candidata, la calumnian, en fin, cuando ella, pudiendo como puede, no ha sacado pecho en absoluto con el hecho incontrovertible de que ella y no otra es aún la presidenta.

Unos desalmados, ya te digo. Ya son ganas de empreñarla gratuitamente, habiendo venido ella ya preñada de casa. Por algo dicen los politólogos que en las campañas, como en el e-Darling, todo vale. Hasta el buenazo de Juanma Moreno, sí, mujer, el candidato del PP a la Junta, tuvo que sacar un día a sus tres niños a la palestra un rato muerto en que consiguió quitarse a Rajoy de la chepa. Daba gusto verlo ejercer de padre moderno como diciéndole a Nuestra Señora de Triana: chúpate esa, Susana, yo también procreo. Por no hablar de Antonio Maíllo, el candidato de Izquierda Unida, que, a falta de descendencia, sacó al abuelo Julio Anguita a ablandar a las fieras.

De Podemos y Ciudadanos, ya hablamos el lunes, si eso. De la cara que se les va a quedar a Díaz, Moreno y Maíllo cuando vengan los lobos, concretamente. Yo ahí ni entro ni salgo. Ahora, la brasa que nos han dado los partidarios de unos y otros a los andaluces, las andaluzas y al resto de los españoles y las españolas por Twitter, mar y aire ha sido un @cognazo.

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