Cartas al director

No me lo puedo creer

Llevamos todo el día viendo cómo el gasto de 270 millones de euros en el aeropuerto de Castellón han tenido por fin una utilidad. El equipo de fútbol del Villarreal y sus acompañantes han dado el pistoletazo de apertura de dicho aeropuerto para lo que fue creado, salida y llegada de aviones, después de cuatro años de permanecer inutilizado para esos fines.

Yo quisiera que alguien me explicara cuántos empleados han sido necesarios o utilizados para celebrar este acontecimiento. Me llama la atención también que después de esta inauguración los viajeros se hayan sentido tan contentos que a...

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Llevamos todo el día viendo cómo el gasto de 270 millones de euros en el aeropuerto de Castellón han tenido por fin una utilidad. El equipo de fútbol del Villarreal y sus acompañantes han dado el pistoletazo de apertura de dicho aeropuerto para lo que fue creado, salida y llegada de aviones, después de cuatro años de permanecer inutilizado para esos fines.

Yo quisiera que alguien me explicara cuántos empleados han sido necesarios o utilizados para celebrar este acontecimiento. Me llama la atención también que después de esta inauguración los viajeros se hayan sentido tan contentos que aseguren que el Villarreal va a elegir este medio de transporte para sus viajes y este aeropuerto para sus desplazamientos. Yo también quiero un aeropuerto privado, para mí y mis amigos cuando nos desplacemos en grupo y que mientras nos lo mantengan en posición de revista y utilización.

Pero ¿en qué país vivimos?, ¿cómo se puede consentir ese gasto desde su construcción? Todo esto cuando no tenemos profesores para nuestros hijos, doctores y enfermeras para nuestras dolencias, se cierran camas en los hospitales y aulas en centros educativos por falta de presupuesto, hay niños que no comen lo que necesitan, enfermos que se mueren por falta de medicinas, gente que la echan de sus casas por falta de protección social o se muere por utilizar medios de calor ya desterrados. Los que permiten esta situación son los mismos que antes gastaron por encima de sus posibilidades y ahora lo siguen haciendo para mantener sus cortijos.— María Carmen Velasco García.

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