Cartas al director

Fútbol y política

En un país europeo normal del siglo XXI sería normal que un club de fútbol catalán se limitase a ser un club de fútbol catalán de proyección universal, un club de fútbol radicalmente apolítico y no politizado institucionalmente, un club que no se arrogara el manido “sentir mayoritario de los catalanes” porque el “sentir minoritario” tiene los mismos derechos; que los Gobiernos democráticos tuvieran la decencia de no utilizar a una entidad deportiva de forma interesada y partidista como plataforma mediática o portavoz, como es propio de los regímenes dictatoriales y de los nacionalismos populis...

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En un país europeo normal del siglo XXI sería normal que un club de fútbol catalán se limitase a ser un club de fútbol catalán de proyección universal, un club de fútbol radicalmente apolítico y no politizado institucionalmente, un club que no se arrogara el manido “sentir mayoritario de los catalanes” porque el “sentir minoritario” tiene los mismos derechos; que los Gobiernos democráticos tuvieran la decencia de no utilizar a una entidad deportiva de forma interesada y partidista como plataforma mediática o portavoz, como es propio de los regímenes dictatoriales y de los nacionalismos populistas; que las respectivas juntas de dicho club tuvieran la decencia de mantener a la institución al margen de intereses políticos y dejaran de apelar a la “historia” para justificar cada gesto “políticamente correcto”; que respetaran, así, la pluralidad de su masa social, a los miles de catalanes socios o simpatizantes que no comulgan con ese “sentir”; que respetaran, así, a los centenares de miles de barcelonistas del resto de España que no otorgan un sentido político al més que un club ni al visca Catalunya que inexorablemente acompaña al grito de guerra de Visca el Barça (¡Hala Madrid! ¡Viva España!, sería grotesco, ¿verdad?); que defendieran los valores universales del deporte destinados a cohesionar a la sociedad. Está claro que estamos aún lejos de la normalidad. Lamentable y triste.

¡Visca el Barça! ¡Visca! sin más.— Ernesto Thielen Schleicher. 

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