A esos no les volveré a votar

Y puede que no lo hagan. Es lo que oímos decir con frecuencia a personas simpatizantes o cercanas a un partido a raíz de una declaración, comentario o decisión en su opinión desafortunada y hecha por alguien importante de un partido. Eso es exigirle al partido la perfección cuando es totalmente imposible que sea percibido como perfecto en todo y por una mayoría. Si algún partido se acerca a parecerlo probablemente ofrece lo que no puede cumplir, y es populista.

Las decisiones de apoyo a un partido para que represente nuestros intereses no deben alterarse sin razón consistente, aunque h...

Y puede que no lo hagan. Es lo que oímos decir con frecuencia a personas simpatizantes o cercanas a un partido a raíz de una declaración, comentario o decisión en su opinión desafortunada y hecha por alguien importante de un partido. Eso es exigirle al partido la perfección cuando es totalmente imposible que sea percibido como perfecto en todo y por una mayoría. Si algún partido se acerca a parecerlo probablemente ofrece lo que no puede cumplir, y es populista.

Las decisiones de apoyo a un partido para que represente nuestros intereses no deben alterarse sin razón consistente, aunque hay líneas rojas que cuando se traspasan hacen que un partido pierda nuestro respeto y confianza, y lo importante para ellos, nuestro voto.

Pero quitando esas transgresiones mayores, lo sustancial de un partido debe ser que ofrezca un programa explicado y comprensible de cómo piensa abordar los problemas que percibe y sobre todo que muestre visión de Estado, lo que puede deducirse por su preocupación expresa y planificación pensando en el bien del país y sus ciudadanos a corto y a largo plazo. Quizás los partidos hasta hoy mayoritarios lo siguen siendo porque muchos de sus votantes aceptan sus problemas a cambio de sentirse representados en lo que les importa.— Eliseo Pascual Gómez.