Cartas al director

Buen tiempo, mal tiempo

Cuarenta grados y un cielo inclemente que prolonga la sequía, ¿es buen tiempo? Veinte grados menos y unas nubes aliviadoras que dejan escapar el consuelo de unas gotas, ¿es mal tiempo? Según los informativos meteorológicos de las televisiones, la respuesta es afirmativa en ambos casos. No sabemos los motivos que les llevan a esta progresiva infantilización describiendo siempre el calor como buen tiempo y la temperatura templada y el cielo nuboso como lo contrario. Podrían ahorrarse los calificativos y objetivar la información: tiempo seco, o lluvioso, o ventoso, o frío, o lo que sea pero sin c...

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Cuarenta grados y un cielo inclemente que prolonga la sequía, ¿es buen tiempo? Veinte grados menos y unas nubes aliviadoras que dejan escapar el consuelo de unas gotas, ¿es mal tiempo? Según los informativos meteorológicos de las televisiones, la respuesta es afirmativa en ambos casos. No sabemos los motivos que les llevan a esta progresiva infantilización describiendo siempre el calor como buen tiempo y la temperatura templada y el cielo nuboso como lo contrario. Podrían ahorrarse los calificativos y objetivar la información: tiempo seco, o lluvioso, o ventoso, o frío, o lo que sea pero sin coletillas que además de subjetivas son inadecuadas. La calificación corresponde al criterio de los oyentes.

Cada vez más a este tipo de espacios le escoltan “reportajes” que se empotran en el núcleo de los telediarios entrevistando a una señora que lleva una rebeca en A Coruña o a otra que bebe un trago de agua en Sevilla. Lo mejor que se puede decir de ellos es que son sencillamente ridículos. Una vez que los medios han definido la lluvia como un riesgo en lugar de como una posibilidad, sólo queda felicitar a los habitantes de los desiertos: allí no hay vida, nunca llueve, pero ¡qué buen tiempo!— Enrique Ramos Bujalance.

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