Las excusas no sirven

Mara el Helu tenía dos años y Karam y Karim el Helu, cinco meses. Se refugiaban en la casa de un vecino porque sus padres consideraban que era un lugar más seguro que su propia casa. Un proyectil de un F-16 israelí los sepultó bajo dos pisos de hormigón. No actuaban como escudos humanos ni fueron previamente avisados del ataque. También los niños del sur de Israel viven atemorizados por la violencia de Hamás, pero sus madres no tienen que llorar su temprana pérdida. No me sentiría mejor si así fuera. En esta guerra asimétrica ya sabemos quién sale perdiendo. Las excusas no sirven para justific...

Mara el Helu tenía dos años y Karam y Karim el Helu, cinco meses. Se refugiaban en la casa de un vecino porque sus padres consideraban que era un lugar más seguro que su propia casa. Un proyectil de un F-16 israelí los sepultó bajo dos pisos de hormigón. No actuaban como escudos humanos ni fueron previamente avisados del ataque. También los niños del sur de Israel viven atemorizados por la violencia de Hamás, pero sus madres no tienen que llorar su temprana pérdida. No me sentiría mejor si así fuera. En esta guerra asimétrica ya sabemos quién sale perdiendo. Las excusas no sirven para justificar tantas muertes civiles, tanta destrucción ante la incomprensible pasividad del mundo.

La UE impone sanciones a Rusia, por contribuir a la desestabilización de Ucrania, pero nadie se atreve a sancionar a Israel. Cualquier voz que se alce contra la intervención israelí es calificada de antisemita y los países occidentales sólo se atreven a decir que es desproporcionada; es decir, que podrían bombardear, pero menos. La solución tiene que pasar por una solución negociada en la que las partes implicadas dejen de retroalimentarse en un círculo vicioso de violencia sin fin. Israel tiene derecho a vivir en paz y Palestina a ser libre. Así, los bebés como Mara el Helu podrían vivir y tener esperanza, sin dejarnos dramáticamente cuando apenas han empezado a existir.— Carmen Vallejo.