Cartas al director

El gran teatro nacional

El espectáculo que nos está ofreciendo con la Ley de Justicia Universal nos deja estupefactos. Es una obra teatral escrita por el Gobierno, protagonizada por el ministro de Justicia, con la Audiencia Nacional como actor de carácter, con los partidos de la oposición como meritorios, el partido del Gobierno como coro y el Tribunal Supremo como Deus ex machina.

Los espectadores asisten atónitos a la representación sin tener claro si lo que están viendo es un sainete, un drama o una muestra del teatro del absurdo. Parece que la obra se desarrolla en un país imaginario cuyo parecido...

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El espectáculo que nos está ofreciendo con la Ley de Justicia Universal nos deja estupefactos. Es una obra teatral escrita por el Gobierno, protagonizada por el ministro de Justicia, con la Audiencia Nacional como actor de carácter, con los partidos de la oposición como meritorios, el partido del Gobierno como coro y el Tribunal Supremo como Deus ex machina.

Los espectadores asisten atónitos a la representación sin tener claro si lo que están viendo es un sainete, un drama o una muestra del teatro del absurdo. Parece que la obra se desarrolla en un país imaginario cuyo parecido con cualquier país serio, racional y moderno es pura coincidencia. El problema es que los espectadores empiezan a comprender que el país, los actores y la acción son, en realidad, una descripción exacta de lo que está pasando en España. El nerviosismo y el malestar crecen en el patio de butacas a medida que avanza la representación, por lo que se espera un sonoro pateo cuando caiga el telón.— Alberto Fernández. 

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