Cartas al director

La disciplina de nuestros jóvenes

Parece ser que estudios recientes en las Universidades de Pisa y California han comprobado en nuestro cerebro que el amor es un simple transformo obsesivo compulsivo. En esa zona cerebral deben caber otras muchas adicciones que se escapan a nuestro raciocinio, porque de otra forma no se entendería que aumente el consumo de tabaco entre los jóvenes cuando se sabe estadísticamente que la esperanza de vida es siete años menos en los fumadores, o que alguien pueda consumir la droga caníbal y otras muchas. Centrándonos en la forma alcohol y sexo, podríamos preguntarnos qué ha llevado a nuestros jóv...

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Parece ser que estudios recientes en las Universidades de Pisa y California han comprobado en nuestro cerebro que el amor es un simple transformo obsesivo compulsivo. En esa zona cerebral deben caber otras muchas adicciones que se escapan a nuestro raciocinio, porque de otra forma no se entendería que aumente el consumo de tabaco entre los jóvenes cuando se sabe estadísticamente que la esperanza de vida es siete años menos en los fumadores, o que alguien pueda consumir la droga caníbal y otras muchas. Centrándonos en la forma alcohol y sexo, podríamos preguntarnos qué ha llevado a nuestros jóvenes a cambiar aquella costumbre de los vinos hablados, evitando siempre estar borracho, algo que hasta hace poco rechazaba la sociedad, a tener la borrachera por objetivo. La diversión es muy dudosa cuando ni se recuerda lo que se hace borracho. ¿Puede ser una forma de sentir emociones aquellos que ni hacen deporte ni toman riesgos de otro tipo? Queda muy claro que en nuestra sociedad sobra tolerancia y falta disciplina. Pensemos en por qué Alemania ganó el Campeonato Mundial de fútbol. Por disciplina, por bloque, porque se habían estudiado un dossier completo de los rivales de su zona de juego y otro del equipo rival, y se los sabían. Y no me refiero a los ingleses de las Baleares, allá ellos, me refiero a nuestros jóvenes urbanos, a que está desapareciendo la ética, la moral, la disciplina y todos esos valores que luego les exigimos a los adultos, especialmente si son políticos.— Raúl Saavedra López.

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