Elecciones al Parlamento Europeo

Las encuestas señalan una abstención del 60% en las próximas elecciones al Parlamento Europeo. A esa abstención habría que sumarle los votos en blanco, incluso los nulos. El resto será lo que sirva para nombrar parlamentarios, es decir, pongamos por caso entre el 30% ó 35% del electorado. Y yo me pregunto, ¿esta representación realmente tiene legitimidad para tomar decisiones de gobernanza para 500 millones de ciudadanos europeos? ¿No habría llegado el momento de ponerse serios y hacer las cosas con un mínimo de dignidad? Tendrían que comenzar por legislar un punto tan sencillo como no admitir...

Las encuestas señalan una abstención del 60% en las próximas elecciones al Parlamento Europeo. A esa abstención habría que sumarle los votos en blanco, incluso los nulos. El resto será lo que sirva para nombrar parlamentarios, es decir, pongamos por caso entre el 30% ó 35% del electorado. Y yo me pregunto, ¿esta representación realmente tiene legitimidad para tomar decisiones de gobernanza para 500 millones de ciudadanos europeos? ¿No habría llegado el momento de ponerse serios y hacer las cosas con un mínimo de dignidad? Tendrían que comenzar por legislar un punto tan sencillo como no admitir como buenas unas elecciones en las que la votación válida no supere el 50% del electorado. Entonces creeríamos en la democracia.— Vicente Monje Flores. Madrid.

Vivimos en una época en que parece que por fin hemos superado el despilfarro de antaño y empezamos a ser conscientes de la importancia de no malgastar los recursos naturales de nuestro planeta. Eso sí, hasta que llega una nueva campaña electoral. Entonces, miles de cartas con dípticos, trípticos y otros formatos a todo color que no escatiman en gastos desbordan nuestros buzones. Se acabó esa conciencia, esa preocupación por nuestro planeta.

Lo peor es que nadie se pare a pensar en otra forma de hacer las cosas, en otro modo de llegar a los ciudadanos que, por lo menos, sea más efectiva que un buzoneo que, hoy por hoy, resulta inútil a la par que desproporcionado. Desde aquí invito a nuestros políticos a pensar en otra forma de llegar a nosotros. Tal vez, escucharnos sea un buen principio.— Xavier Navarro Estrada. Santa Coloma de Gramenet, Barcelona.

Escucho con sorpresa cómo a algunos representantes de mesa electoral les ha servido como excusa la asistencia a la final de la Copa de Europa mientras que a mí, divorciado y con dos hijas, de cuatro y siete años, en custodia, me deniegan el recurso porque no ven motivos suficientes para eximirme. He llamado a la Junta Electoral para saber qué prevé la ley en estos casos, si alguien se hará cargo de ellas. Su respuesta ha sido, eso sí, muy amablemente, que me buscase la vida y que no podía hablar ni con la secretaria, ni con el juez que toma estas decisiones. Pues bien, allí estaremos a las ocho de la mañana los tres, y que aprendan mis hijas, de primera mano, cómo funciona nuestro sistema electoral.— José Enrique González Renedo. Madrid.