Cartas al director

El poder de los líderes en Europa

Sintéticamente de lo que se trata el próximo día 25 de mayo es de votar a los miembros del Parlamento Europeo para que estos a su vez elijan al sustituto de Durao Barroso, presidente de la Comisión Europa. Pero tengo ciertas dudas: ¿qué clase de poder tiene en la UE el presidente de la Comisión ante otros líderes europeos como Merkel, Cameron u Hollande? ¿En qué basa su liderazgo dicho presidente europeo si la mayor parte de los votantes ni lo conocen ni saben nada de él? ¿Cuando se relaciona con representantes de China, Rusia, Estados Unidos o Japón, qué rol adopta y qué representatividad le ...

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Sintéticamente de lo que se trata el próximo día 25 de mayo es de votar a los miembros del Parlamento Europeo para que estos a su vez elijan al sustituto de Durao Barroso, presidente de la Comisión Europa. Pero tengo ciertas dudas: ¿qué clase de poder tiene en la UE el presidente de la Comisión ante otros líderes europeos como Merkel, Cameron u Hollande? ¿En qué basa su liderazgo dicho presidente europeo si la mayor parte de los votantes ni lo conocen ni saben nada de él? ¿Cuando se relaciona con representantes de China, Rusia, Estados Unidos o Japón, qué rol adopta y qué representatividad le dan estos? En reuniones como las del G-8, ¿cómo se coordina con los otros presidentes europeos y qué peso político tiene? ¿Sobre qué programa electoral trabaja, sobre el de su país de origen o sobre otro desconocido?

Dudas que merecen clarificarse ante algo evidente: el poder fáctico en Europa lo está ejerciendo ahora mismo Alemania y para cualquier interlocución de urgencia con la UE los líderes mundiales optan por la discreta señora Merkel.

Candidatos serios como Cañete, Valenciano, Juncker o Schulz alguna opinión tendrán sobre esta clara disfunción. ¿Aprovecharán la campaña electoral para darnos una solución coherente a este sinsentido? — Joan V. Llàcer Mont. Algemesí, Valencia.

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Estoy totalmente de acuerdo con Soledad Gallego-Díaz cuando dice, el pasado día 5: “A la hora de votar en las próximas elecciones europeas, los ciudadanos deberíamos tener claro que, en esta ocasión, no importa tanto elegir entre Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano, sino entre un señor conservador que se llama Jean-Claude Juncker y otro socialdemócrata que se llama Martin Schulz”.

Sin embargo creo que yerra cuando afirma que “los ciudadanos españoles (…) no han tenido ni la menor noticia de los debates ya celebrados [entre Juncker y Schulz] y que, tal y como pinta la cosa, no van a tenerla tampoco del gran encuentro televisado previsto para el día 15. (…) Todo el mundo alega el problema del idioma y la dificultad de las traducciones simultáneas”.

Las instituciones europeas llevan muchos años avanzando y ahondando en la construcción europea gracias a la labor del los intérpretes de conferencias como para que ahora se cuestione la viabilidad de una modalidad de comunicación interlingüística (la interpretación simultánea) que ha demostrado sobradamente su bondad y su capacidad para transmitir no sólo los grandes rasgos de un discurso, sino incluso los matices, las referencias culturales, el humor o la idiosincrasia.

Si tienen alguna duda sobre la posibilidad de que el debate televisado entre los candidatos a presidir la Comisión pueda ser interpretado simultáneamente a cualquier idioma, les invito a que se conecten a la web del Parlamento Europeo, que retransmite en streaming las sesiones plenarias en directo, y escuchen la interpretación al español (o a cualquiera de las lenguas oficiales de la UE). Cuéntenme después si el mensaje se transmite fielmente o no. Acepten mi invitación, por favor.— Fernando González Fernández. Pozuelo de Alarcón, Madrid.

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