Cartas al director

Un gremio intocable

Los taxistas de Barcelona acaban de forzar la prohibición de la aplicación UBER, que pone en contacto particulares para hacer trayectos por la ciudad. Hace unos días se quejaban de tener que pagar para usar los lavabos de la estación de Sants (pues como debemos hacer todos, ¿no es así?). Y cuando no, plantan cara a otras empresas de transporte porque les roban clientes. Es evidente que todo colectivo tiene derecho a hacer oír sus reivindicaciones, pero parece que se hayan convertido en un gremio intocable.

Todos tenemos competencia, trabajemos en el sector que trabajemos, pero la soluci...

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Los taxistas de Barcelona acaban de forzar la prohibición de la aplicación UBER, que pone en contacto particulares para hacer trayectos por la ciudad. Hace unos días se quejaban de tener que pagar para usar los lavabos de la estación de Sants (pues como debemos hacer todos, ¿no es así?). Y cuando no, plantan cara a otras empresas de transporte porque les roban clientes. Es evidente que todo colectivo tiene derecho a hacer oír sus reivindicaciones, pero parece que se hayan convertido en un gremio intocable.

Todos tenemos competencia, trabajemos en el sector que trabajemos, pero la solución no pasa únicamente por prohibir, exigir o pretender anular cualquier rastro de incomodidad. Mejorar la calidad, las tarifas y ciertas actitudes también puede ayudar a conseguir los mismos objetivos: prestar un servicio competitivo y rentable. Y si no es así, pues habrá que cerrar, como desgraciadamente tienen que hacer muchos negocios del país. Lo que no es sano es creer que los hay que están por encima del bien y del mal.— David Achell.

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