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Coordinado por Lola Hierro

Maribel y yo

Maribel y Fan, un año después de conocerse

El 21 de enero del 2010 es un día que nunca jamás voy a olvidar. Ese día ocurrieron cosas muy desagradables y, hasta ahora, cuando vuelvo a recordar, siento dolor en el corazón. Pero cuando Dios te cierra una puerta, te abre una ventana. Y gracias a Él, ese día conocí a Maribel, la persona más importante de mi vida durante mi estancia en España.Maribel tiene 65 años. Trabaja de enfermera en un centro de salud de Madrid. Fue una madrugada, en la estación de autobuses de Madrid, donde la encontré y le conté todo lo que me había pasado...

En el año 2010, yo era una estudiante china de 22 años. Iba en autocar nocturno desde Málaga a Madrid para coger el avión a mi país. Era, precisamente, el período del año nuevo chino, y toda mi familia estaba esperando a que fuera a reunirme con ellos. Llevaba dos años sin verles y las ganas que tenía por volver podrían haber hecho arder un bosque. Después de comprar el billete, mi vida consistió en contar los días que faltaban.

Al llegar a la estación de autobuses de Madrid, me dirigí directamente a comprar el billete de metro para ir al aeropuerto. En ese momento, sonó la voz de un hombre que estaba al lado: "Tienes una mancha de tomate en la espalda". Es una frase que nunca va a borrarse de mi memoria. Entonces yo, tontísima que era, giré la cabeza sin pensar. En un instante, mi bolso ya no estaba mágicamente. "¿Qué ha pasado?". Me quedé allí como una piedra sin saber qué podía hacer durante unos segundos. Cuando realmente me di cuenta de lo que había pasado, el hombre ya se había escapado fuera de mi vista; había desaparecido en la oscuridad. Como era madrugada, no había nadie alrededor -ni guardias ni pasajeros- que pudieran ayudarme.Sentí unas lágrimas corriendo por las mejillas. Eran de miedo, de tristeza y, sobre todo, de desesperanza porque sabía que, sin las la documentación perdida junto al bolso, ya no podía volver a mi tierra.

Las cosas, cuando llegan a su peor momento, empiezan a mejorar. Así apareció Maribel con su maletín. Aún recuerdo claramente la primera impresión que me dio. Era una señora de media edad con pelo medio largo. Fue ella que se dirigió a mi y me preguntó qué había pasado. Me tranquilizó mientras llamaba a la policía. Según nos dijo, teníamos que tener una denuncia para poder entregarla a la embajada china y pedirles que me hicieran un certificado para poder viajar.

Al escuchar esto, Maribel me cogió la maleta y me dijo que conocía una comisaría cercana. En el camino me tranquilizaba y animaba continuamente. En el mes de enero de Madrid puedes sentir el viento como si fueran cuchillos rascando por las mejillas. Gracias a Maribel, gracias a su compañía y sus palabras, sentí algo especial y muy calentito que iba naciendo en mi interior, pero en ese momento no era capaz de definir qué era.Maribel me acompañó a la comisaría y a la embajada. Me invitó a los billetes de metro y all desayuno. Me ayudó a llamar a mis padres, al banco para cancelar mis tarjetas y a la agencia de viajes para modificar el billete de avión.

Aún recuerdo cada detalle de ese día que estuve con ella. A la salida de la comisaría, el sol nos estaba recibiendo con sus primeras luces del día. Me dijo Maribel que el sol es la esperanza y, mientras tenemos esperanza, podemos hacer cualquier cosa. En la cafetería me pidió una tila y me dijo que era bueno que la tomara para tranquilizarme. Muchas veces, cuando no podía controlar mis sentimientos y empezaba a llorar, me cogía la mano y me acariciaba suavemente. Otra vez, ese sentimiento especial apareció; era tan familiar que me hizo recordar a mis padres, a mis abuelos. Pero esta vez estaba en España y, lo más importante, estaba con Maribel.

Desde entonces, nunca perdemos el contacto. De vez en cuando voy a visitarla a Madrid y ella me viene a buscar a Barcelona. Y vamos de viaje cuando tenemos vacaciones. A Toledo, a Valencia, a Benidorm, a Gandía... En muchos sitios se hallan nuestras huellas. Y nuestro próximo destino, China.

Fan Cong, estudiante china del doctorado de Ciencias del Lenguaje de la Universitat de Pompeu Fabra, traductora e intérprete de chino-español.

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