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Dice el escritor Fernando Delgado: "Siempre tuve la necesidad de hablar solo. Y creaba un universo imaginario para defenderme de un mundo hostil. Era un niño pobre que quería ser rico. Cuando hablo con los perros pienso que me responden, es que creo que lo hacen" . Y ese es el germen de su libro Me llamo Lucas y no soy perro(Planeta), cuyas primeras páginas publicamos aquí.
Fern...
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Dice el escritor Fernando Delgado: "Siempre tuve la necesidad de hablar solo. Y creaba un universo imaginario para defenderme de un mundo hostil. Era un niño pobre que quería ser rico. Cuando hablo con los perros pienso que me responden, es que creo que lo hacen" . Y ese es el germen de su libro Me llamo Lucas y no soy perro(Planeta), cuyas primeras páginas publicamos aquí.
Fernando, el niño pobre en Santa Cruz de Tenerife, donde nació en 1947, no pudo tener perro porque su abuela no le dejó. Se convirtió en periodista, dirigió Radio Nacional de España, ha ganado premios literarios (entre ellos el Planeta por La mirada del otro (1995) y escrito 12 libros. Pero sobre todo, en cuanto pudo compartió su vida con un perro. Ahora, en su casa de Valencia, habla con Lucas, un labrador de tres años. Un repesentante de una especie, la de los canes, "que quieren ganar terreno, conquistan tu cama, prefieren tu comida a la suya, por muy bueno que sea el pienso que les das", sostiene el escritor. "Es el animal más adaptado, más cercano a la condición humana, hasta el punto de que prefieren tu compañía a la de otros congéneres, persiguen tu estado de ánimo y si hay un perro malo es tan hijo puta como lo somos nosotros". Lucas está merodeando mientras hablamos por teléfono, y en un momento dado, en el que charlamos sobre él sin nombrarle, bate enérgicamente la cola. "Sabe que hablamos de él", me dice, "y está reclamando atención".
Fernando tuvo la necesidad de escribir este libro "sencillo, sin pretensiones", dice él, "sentimental",Me llamo Lucas y no soy perrose publica hoy. Su protagonista desea abrir la nevera para zamparse una hamburguesa y es el testigo de la vida familiar. Tiene una madre humana y un hermano que quiere ser perro. No es tan afortunado como el Lucas real, que vive con una galga guapísima en la gran casa de pueblo de Fernando y Pedro, su marido. Una finca con jardín y los campos valencianos a su disposición. Cuando se ausentan, una pareja se muda a la vivienda para hacerles compañía.
El libro comienza con una larguísima dedicatoria a los perros que conoce. Y a sus dueños, que aparecen en segundo lugar. Como el NobelJosé Saramago, que pedía que no se llamasen mascotas a los canes. Hay una mención a Devay a Bout, "que acompañan en Oviedo a Ángeles Caso", a Lolita y a Elvira Lindo, a Fusa y a Pato, el perro que se pasó 12 años atado y fue rescatado por la arpista valenciana Luisa Domingo. Ella viajó hasta Extremadura para adoptarle y que ahora corre más que ningún otro perro con solo tres patas, porque debe de pensar que se corre así... Están ellos y muchos más, como los huérfanos del gran crítico teatral Eduardo Haro Tegclen y también los suyos, empezando por Botín, su primer perro, que tuvo que dejar en Segovia a cargo del periodista Pedro Altares y su hijo Juan. Mencionarlo aún le hace llorar entre la culpabilidad y el recuerdo.
Le digo que Virginia Woolf también escribió Flush,la biografía de un cocker, sin pretensiones, casi con vergüenza por el temor de que esa "obra menor" hiciera que no se la tomasen en serio pero que se ha convertido en su libro más vendido hasta la fecha. Fernando se ríe y añade: "Algo tienen los perros cuando conquistan desde a la gente más sencilla hasta quienes tienen grandes talentos". Le contesto que nos obligan a expresar los sentimientos, como dice Alicia, la veterinaria de Matilda. Y me cuenta la historia de Eduardo Westendahl, pintor y crítico de arte, puro intelecto, que lloró como un niño la muerte de sus perros.
En la foto que abre este post aparece Fernando Delgado con sus perros Fara y Lucas.
Comentarios
Todos los que tenemos perro nos sentimos muy identificados con una historia como esta. Nuestras mascotas creen que son humanas y se comportan como nosotros.
06/25/2013 02:16:12 PM
A mi perro le pasa lo mismo, que no se siente perro y cree que es un niño, pide jugar, pide comida y duerme en la cama conmigo.
06/25/2013 02:17:14 PM
Creo que todo el que tiene perro va a entenderlo y el que no tenga perro lo verá como una tontería. Las mascotas son esas cosas que nos dividen a los humanos en blanco y negro, sin grises.
06/25/2013 02:18:36 PM
Me siento muy identificada con esta historia. Tengo un bichón maltés de 10 años y cree que es un niño, no juega con perros, solo quiere mi comida y duerme conmigo en la cama, no quiere estar en otro sitio.
06/25/2013 02:19:52 PM
Salgo a comprarlo, creo que me voy a sentir muy identificado con esta historia y me va a venir muy bien leer algo desenfadado.
06/25/2013 02:21:17 PM
Adoro los perros! Pero me pasa como al escritor, mis padres no quieren que tenga perro hasta que viva sola, por ahora me divertiré leyendo las historias de su perro.
06/25/2013 02:22:15 PM
Dark con 15 años de compañía,siempre me ha dejado el espacio del estudio, pero tengo que dejar la puerta entreabierta que la abre con el morro de vez en cuando para comprobar que sigo bien y se queda en la entrada siguiendo mis movimientos.No puedo estar fuera por la noche pues sus lamentos despiertan a mi hija que a su vez tiene una perrita.Dieta de pienso y pastillas lo mantienen bastante bien,solo me entristece su decadencia algo que también me sucede y a su vez, me produce tristeza su cercana desaparición.
Este señor abrevió púdicamente su primer apellido ("Gonzalez") reduciéndolo a una "G." ... Ahora ya lisa y llanamente lo ha eliminado ... Al parecer se trata de un apellido demasiado común y plebeyo que mal se lleva con los delirios de alcurnia intelectual que destila el personaje ...
06/25/2013 10:22:57 PM
"que quieren ganar terreno, conquistan tu cama, prefieren tu comida a la suya, por muy bueno que sea el pienso que les das", sostiene el escritor. "Es el animal más adaptado, más cercano a la condición humana, hasta el punto de que prefieren tu compañía a la de otros congéneres, persiguen tu estado de ánimo y si hay un perro malo es tan hijo puta como lo somos nosotros". Es tan real como la vida misma, y los que tenemos perro y los queremos, entendemos perfectamente todo lo que Fernando dice... lo compraré y leeré, seguro; me vendrá bien leer algo que no esté salpicado de mentiras -los perros no mienten nunca- ni de corrupción -tampoco suelen engañar a nadie, menos aún a sus dueños-.
06/25/2013 11:53:22 PM
Quien no tiene perro no sabe lo que es un afecto desinteresado. Te quieren porque te quieren. Simple y llanamente.Mi perra Margarita, falleció en Noviembre del 2010. Aun la extraño. Tenemos en casa otro Teckel tambien, Pancho, que es fantástico; compañero, compinche, poseedor de hasta un poco de ironía. Viene a recibirte a la puerta con una alegría que te hace olvidar muchos de los sinsabores del día. Y agradece, quien no tiene en casa un compañero de 4 patas, no sabe lo que se pierde.
06/26/2013 02:16:03 AM
Yo el dia que murió mi perro sufri mas que con la muerte del 99,99% de personas que conozco .
06/26/2013 02:32:24 AM
Sólo aquel que haya tenido un perro conoce el significado de la palabra fidelidad http://xurl.es/cu8o1
06/26/2013 11:08:12 AM
Increíble...tuve un perro labrador que llamé "Lucas" y mi cercanía era tanta como lo describe el autor!
06/27/2013 05:21:51 AM
Tengo un perro..el mejor que ha parío perra!! y le quiero con locura. Me ha ayudado a superar, porque es el único que ha estado a mi lado, uno de los peores momentos de mi vida. Me ha echo compañia, incluso abrazado.
Pero sigue siendo un perro, no es un nino, y ni él ni yo lo pretendemos. Creo que si lo tratara como un niño, perdería todo su encanto que radica precisamente en eso,....es mi perro.
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.