Cartas al director

La conveniencia de estar al día

Leí en EL PAÍS del 1 de mayo un artículo del catedrático García-Pablos, titulado El juez de Berlín, donde criticaba al juez Castro por no intervenir los ordenadores del señor Torres, desde donde aquel cree que este entrega sus emails. Creo un deber hacer saber que nadie hoy día conserva documentos importantes en su ordenador o únicamente en su ordenador.

Los usuarios “al día” mantenemos copias de seguridad en una o varias cuentas de una o varias organizaciones virtuales, adonde subimos nuestros textos, correos, imágenes, vídeos o lo que nos parezca bien a fin ...

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Leí en EL PAÍS del 1 de mayo un artículo del catedrático García-Pablos, titulado El juez de Berlín, donde criticaba al juez Castro por no intervenir los ordenadores del señor Torres, desde donde aquel cree que este entrega sus emails. Creo un deber hacer saber que nadie hoy día conserva documentos importantes en su ordenador o únicamente en su ordenador.

Los usuarios “al día” mantenemos copias de seguridad en una o varias cuentas de una o varias organizaciones virtuales, adonde subimos nuestros textos, correos, imágenes, vídeos o lo que nos parezca bien a fin de preservarlos de averías, pérdidas, robos o, como sería el caso de algún imputado cauteloso, de algún juez implacable. Estas cuentas son anónimas y facilísimas de usar si se dispone de una comunicación de suficiente velocidad.

El usuario corriente suele apuntar sus direcciones y contraseñas, aunque intuyo que el señor Torres preferirá conservar las suyas en su memoria (yo lo haría si estuviera en su caso), tras haber vaciado al completo sus inseguros ordenadores.

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No me atrevo a dar el nombre de los incontables servicios de Internet que se dedican a esto, pero si el catedrático García-Pablos desease conocer el de alguno le bastará con enviarme un mail y con mucho gusto le pondré “al día”.— Ildefonso Arenas Romero.

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