El acento

La elección de Guardiola

Pep entrenará al Bayern de Munich bajo palio

MARCOS BALFAGÓN

El Bayern Munich ha fichado a Josep Guardiola, Pep para los amigos y periodistas deportivos, como entrenador del club durante las próximas tres temporadas. El santo advenimiento de Guardiola al equipo bávaro ha provocado entre los directivos del club torrenciales lágrimas de emoción y en los socios ese escalofrío que anticipa futuras tardes de excelencia futbolística. Un tsunami sentimental recorre Alemania: “Con Guardiola el Bayern será el ombligo del mundo”, atestigua la web de Die Welt. Tal parece que hubiera descendido sobre Múnich el Paráclito y sus lenguas de fuego. Además del entusiasmo...

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El Bayern Munich ha fichado a Josep Guardiola, Pep para los amigos y periodistas deportivos, como entrenador del club durante las próximas tres temporadas. El santo advenimiento de Guardiola al equipo bávaro ha provocado entre los directivos del club torrenciales lágrimas de emoción y en los socios ese escalofrío que anticipa futuras tardes de excelencia futbolística. Un tsunami sentimental recorre Alemania: “Con Guardiola el Bayern será el ombligo del mundo”, atestigua la web de Die Welt. Tal parece que hubiera descendido sobre Múnich el Paráclito y sus lenguas de fuego. Además del entusiasmo próximo al síndrome de Stendhal, evidencia de que Guardiola (como Messi) ha conseguido estigma de santidad y entrenará bajo palio, los análisis de la noticia se centran en dos cuestiones. La primera es si sufrirán las relaciones del profeta de Santpedor con el FC Barcelona. Temen en la Masía que Pep (a partir de hoy, herr Pep) arramble con las joyas futbolísticas de la cantera y con sus cuadros técnicos. Los temores son infundados; el exentrenador del Barça conoce la importancia de respetar las instituciones, sobre todo si están impregnadas de mística.

Segundo pilar analítico: frente a los rumores que lo situaban en clubes británicos o italianos dominados por millonarios rusos o fortunas americanas, Pep ha elegido un equipo convencional, tan representativo de Alemania como Bismarck y con una estructura deportiva más pesada que la música de Wagner a la hora de la siesta. En esa estructura están el presidente de honor, Franz Beckenbauer, o el director deportivo, Matthias Sammer; dos exjugadores conocedores de la espesa realidad del fútbol, dentro y fuera del campo. Conscientes de que entre las dos opciones del fútbol mundial, la de Mourinho y la de Guardiola, han elegido la más estética.

Y también está el presidente, Uli Hoeness, un hispanófobo de manual prusiano. Uli es de los alemanes que creen que los españoles viven en una verbena sin fin a costa del dinero expoliado a sus compatriotas. “Pagamos cientos de millones para que salgan de la mierda y los clubes no pagan”, pensó (es un decir) públicamente herr Hoeness sobre España y su fútbol. Aquí tiene herr Pep una tarea difícil.

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