Cartas al director

Vuelva usted mañana

A media jornada de ayer me informa el conserje de que ha aparecido por el centro lo que parece una familia de extranjeros con hijos en edad escolar. Dejo pendiente mi tarea delante del ordenador y me dirijo a recibirles. A trancas y barrancas conseguimos entendernos. Un padre de aspecto humilde y una madre tapada hasta los pies y tocada por un pañuelo me muestran unos documentos recién sellados y hacen que se adelanten un par de jóvenes adolescentes. Acaban de llegar a España y buscan escolarización para sus pequeños. Esta vez vienen de Marruecos, la semana pasada eran de la República Dominica...

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A media jornada de ayer me informa el conserje de que ha aparecido por el centro lo que parece una familia de extranjeros con hijos en edad escolar. Dejo pendiente mi tarea delante del ordenador y me dirijo a recibirles. A trancas y barrancas conseguimos entendernos. Un padre de aspecto humilde y una madre tapada hasta los pies y tocada por un pañuelo me muestran unos documentos recién sellados y hacen que se adelanten un par de jóvenes adolescentes. Acaban de llegar a España y buscan escolarización para sus pequeños. Esta vez vienen de Marruecos, la semana pasada eran de la República Dominicana y fue un poco más fácil.

Como otras veces, aprovecho la presencia en el centro de Mohamed, un simpático pillastre que lleva unos años con nosotros y va por buen camino para obtener el título de la ESO. Con él de traductor consigo realizar una evaluación sucinta del conocimiento del castellano, inglés y matemáticas de los futuros alumnos. No podemos esperar demasiado para escolarizarlos. Decido después junto con el jefe de estudios el nivel y grupo más adecuado (seguimos un protocolo previsto en el proyecto educativo del instituto), organizamos las horas de apoyo ya que contamos con la presencia de una profesora para la enseñanza del castellano, preparamos la información mínima para los profesores que pronto se los encontrarán en su aula, les indicamos cuál será el horario de su grupo y de dónde sale el autobús escolar que les recogerá al día siguiente por la mañana, procuramos conseguir unos libros de texto de nuestra bolsa de libros de cursos anteriores, y finalmente, asumiendo todas las dificultades que aún les esperan y nos esperan, los despedimos con un “Vuelva usted mañana que ya estará todo organizado”. Antes de retomar mis otras tareas me tomo un cafelito en cafetería. No sé si debo avergonzarme de ello.— Luis Miguel Santos Unamuno.

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