Cartas al director

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Participaciones preferentes, deuda subordinada y otros productos tóxicos de ahorro no fueron solicitados ni buscados por clientes, sino que fueron vendidos irregularmente sin atender a lo que los usuarios querían o les convenía y sin suministrar la información previa. Fueron colocados como si se tratase de inversiones a plazo fijo, cuando se trataba de deuda perpetua, sin rentabilidad asegurada y sin estar garantizados por el fondo de garantías de depósitos.

Esta situación está provocando un enorme perjuicio a un millón de familias españolas que necesitan desmovilizar sus ahorr...

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Participaciones preferentes, deuda subordinada y otros productos tóxicos de ahorro no fueron solicitados ni buscados por clientes, sino que fueron vendidos irregularmente sin atender a lo que los usuarios querían o les convenía y sin suministrar la información previa. Fueron colocados como si se tratase de inversiones a plazo fijo, cuando se trataba de deuda perpetua, sin rentabilidad asegurada y sin estar garantizados por el fondo de garantías de depósitos.

Esta situación está provocando un enorme perjuicio a un millón de familias españolas que necesitan desmovilizar sus ahorros. Algunos comerciales de 52 entidades financieras, presionados por sus bancos para cubrir objetivos, buscaron presas fáciles ofreciendo el 7%. En bastantes casos estos intereses son del 4%, igual que otros productos que no tienen el más mínimo riesgo. Han pillado 30.000 millones de euros a familias, en su mayoría humildes y con pocos recursos económicos.

Esperemos que las autoridades monetarias se pongan a trabajar, ya que también tienen culpa de este desaguisado. Banco de España, CNMV, desactiven esta bomba que tienen debajo de los pies o estallará en cualquier momento.

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Señores banqueros, devuelvan cuanto antes el dinero para que la gente pueda dormir tranquila. Ustedes le han quitado el sueño y la ilusión con estos productos a muchos pequeños ahorradores que lo único que han hecho ha sido lo de siempre, confiar en su oficina de toda la vida.

Si esto no ocurriese así, sería el mayor escándalo financiero de la democracia y con ello se perjudicaría siempre a los mismos. Una vez más, la cuerda se rompe por el lugar más débil, ¡qué pena!— José Blanco.

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