Cartas al director

Guarderías de empresa

En los últimos días oímos hablar de guarderías de empresa.

Guarderías de empresa donde los padres tendrán, con suerte, un contrato temporal y pocas perspectivas de convertirse en indefinidos. ¿Debemos someter a los niños a nuestros cambios continuos de empresa? Si el trabajo surge en Laponia ¿también nos los llevamos para que se vayan habituando a lo que les espera en su edad adulta?

Los padres necesitamos escuelas infantiles públicas y de calidad en nuestros barrios, para que al menos, los más pequeños y frágiles de la sociedad, no estén condicionados por el infierno la...

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En los últimos días oímos hablar de guarderías de empresa.

Guarderías de empresa donde los padres tendrán, con suerte, un contrato temporal y pocas perspectivas de convertirse en indefinidos. ¿Debemos someter a los niños a nuestros cambios continuos de empresa? Si el trabajo surge en Laponia ¿también nos los llevamos para que se vayan habituando a lo que les espera en su edad adulta?

Los padres necesitamos escuelas infantiles públicas y de calidad en nuestros barrios, para que al menos, los más pequeños y frágiles de la sociedad, no estén condicionados por el infierno laboral que vivimos los adultos y puedan disfrutar de esa etapa vital, donde aprendan jugando, se relacionen con sus iguales y les atiendan profesionales de la educación. Vamos, una escuela infantil pública.— Rut Francia Ferrero.

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