Consenso contra el paro
En la historia de nuestra democracia, el paro es una enfermedad crónica que en época de crisis se convierte en aguda, y cuando la estadística se ha acercado a la media europea ha sido muy transitoria porque las bases socioeconómicas eran, y son muy endebles.
La falta de consenso en el diagnóstico, y por tanto, en la terapia, hace muy difícil una curación efectiva, con futuro. Así lo parece cuando vemos que desde la Transición, con los Pactos de la Moncloa, no ha vuelto a haber otro gran acuerdo nacional para impulsar la mejora. Ni las sucesivas reformas laborales, ni los acuerdos sector...
En la historia de nuestra democracia, el paro es una enfermedad crónica que en época de crisis se convierte en aguda, y cuando la estadística se ha acercado a la media europea ha sido muy transitoria porque las bases socioeconómicas eran, y son muy endebles.
La falta de consenso en el diagnóstico, y por tanto, en la terapia, hace muy difícil una curación efectiva, con futuro. Así lo parece cuando vemos que desde la Transición, con los Pactos de la Moncloa, no ha vuelto a haber otro gran acuerdo nacional para impulsar la mejora. Ni las sucesivas reformas laborales, ni los acuerdos sectoriales, ni los diferentes planes gubernamentales sirven de mucho.
Y qué difícil resulta el consenso cuando vemos que otra de nuestras típicas lacras sociales, el nivel de desigualdad de la renta, cada vez mayor, está también por encima de la media. Esto significa que las políticas progresistas se han ido concretando en lo legislativo, pero no en lo económico; porque los intereses de los que detentan el poder económico van imponiendo su ley, limitando o entorpeciendo las demandas de la mayoría social.
Los intentos de cambio, como el mismo 15-M, tampoco están resultando efectivos para conseguir que a través de una democracia real, se busque un sincero consenso en la lucha contra el paro, donde debieran ceder más los que más tienen.— José Miguel Grandal López.